El conflicto militar y diplomático entre Rusia y Ucrania está propiciando que muchos animales de compañía, la mayoría perros y gatos, se conviertan en víctimas de la guerra debido a los continuos bombardeos y explosiones o incluso la obligación de sus dueños de tener que abandonarlos en la nada. Sin embargo, otras personas prefieren escapar con su mascota bajo el brazo. “Los queremos muchísimo, no podíamos irnos sin ellos”, cuenta una refugiada de Kiev, que ha huido con su perro.

Además, hay una imagen viral que está corriendo por las redes sociales, donde el dueño de un perro se encuentra consolando a su mascota, que se encuentra asustado paralizado debido a los constantes bombardeos de las tropas rusas en la ciudad ucraniana de Irpin, según ha inmortalizado la periodista bielorrusa Hanna Liubakova. Además, según cuenta la propia reportera, Andriy Kulik, dueño del perro, estuvo durante varios minutos intentando que caminara, pero el podenco se resistía al encontrarse en un clima de miedo.

El éxito de esta imagen fue rotundo debido a la gran cantidad de interacciones que tiene, ya que cuenta con más de 91.000 ‘Me gusta’ y unos 20.000 ‘Retweets’ en tan solo un día desde que la periodista bielorrusa lo publicó mediante su red social Twitter. La respuesta de la gente fue unísona, donde la mayoría comparten la tragedia y el drama que están sufriendo estas mascotas de compañía por las consecuencias devastadoras de la guerra.

Los refugios de animales, al límite

Principalmente, un amplio abanico de voluntarios se encarga del traslado de las mascotas abandonadas a una serie de refugios que han sido habilitados para la acogida de estos animales, pero que la mayoría no cumple con las condiciones sanitarias y de higiene, por lo que días más tarde son trasladados a otros centros debido a la posibilidad de registrar infecciones o enfermedades. La mayoría de estos animales abandonados se encuentran en el refugio fronterizo de Orzechów, en Polonia.

Por otra parte, Angelina Rybchenko, voluntaria para la acogida de animales, considera que la situación es “terrible”, ya que en las últimas semanas trabaja 20 horas diarias rescatando mascotas abandonadas, que se encuentran solos por las calles. Además, expone que no pueden ofrecer las necesidades necesarias, entre ellas medicinas o atención personalizada, debido a la falta de dinero o por la imposibilidad de desplazamiento a un supermercado. “No hay recursos para alimentar apropiadamente a los enfermos o a los que acaban de superar una operación”, dice la voluntaria.