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Astrónomos podrían haber detectado un agujero negro en nuestra vecina Andrómeda

Un grupo de científicos han confirmado la aparición de un agujero negro próximo a la Tierra y que ayudaría a conocer la evolución de los procesos astronómicos.

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Astrónomos podrían haber detectado un agujero negro en nuestra vecina Andrómeda
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Un equipo de investigadores y científicos han divulgado la detección de un agujero negro en la Vía Láctea, lugar próximo al planeta Tierra. Este hallazgo permite el conocimiento sobre la evolución de los elementos y objetos astronómicos que discurren por el Sistema Solar, según informan en el servidor de impresión arXiv, y que posteriormente será publicado en la Sociedad Astronómica de Estados Unidos.

Además, el descubrimiento de este impresionante agujero negro ostenta casi 100.000 veces la masa del Sol, pero es calificado como “raro” por los propios científicos, ya que es uno de los pocos agujeros con estas características encontrados por el momento. Exactamente, se localiza en el cúmulo globular de estrellas B023-G078, y es uno de los más masivos de la galaxia Andrómeda, más conocida como M31, y que constituye un 1,5% de la masa del cúmulo globular.

¿Cómo se clasifican estos agujeros negros?

Los agujeros negros se clasifican en dos vertientes en función de su composición, de masa estelar, cuya masa es como máximo diez veces la del Sol, y los supermasivos, que es 100.000 veces la masa del Sol. Del mismo modo, existe otra tipología, los de masa intermedia (IMBH), que son más difíciles de encontrar que los mencionados en primer momento, según destaca el estudio.

Por ello, el descubrimiento de este agujero negro de masa intermedia supone un punto de inflexión para facilitar la compresión del proceso de formación de este proceso astronómico, así como la interpretación de las correlaciones que existen entre las galaxias y sus correspondientes agujeros negros.

Otras apariciones de agujeros negros en Andrómeda

En una investigación que participó el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), determinó que uno de los agujeros negros de la galaxia Andrómeda había puesto trastocado por completo los modelos de emisión de rayos X, ya que la luminosidad emitida superaría a aquella que le corresponde en función de su masa y composición. Además, algunos de sus indicadores exceden los límites establecidos por la física, según detalló la revista Nature.