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¿Por qué los tapones de los bolis Bic tienen un agujero en la punta?
El bolígrafo, que cumple más de 70 años, tiene un mecanismo de seguridad para evitar que los niños (y mayores se ahoguen), y evita también la presión de la tinta.
El clásico boli BIC tiene una tapa muy sencilla con un agujero al final. Una tecnología que tiene dos funciones, evitar que la tinta haga presión por la diferencia del interior y el exterior. Y, una segunda función, para evitar que si alguien se traga la tapa, no se ahogue.
Ese ‘evitar ahogamientos’ es básico, ya que si tanto un niño como un adulto se lo tragan, el aire puede seguir entrando al organismo, y aunque haga herida, no morirá por asfixia, al menos inmediatamente.
El agujerito de la tapa para poder respirar
Este agujero de la tapa del boli no estaba en la primera creación, sino que se hizo después, en los años ’90, para evitar la asfixia y con una entrada de aire al menos asegurada.
Evitar la presión
“Este agujero sirve para igualar la presión que existe fuera del bolígrafo con la que hay en su interior”, explica la marca en su sitio web. Esto evita que, si subes a un avión, el bolígrafo estalle o que si hay ligeros cambios en la presión, la tinta se salga del depósito plástico y chorree.
Cuándo se creó el boli BIC
Aunque fue perfeccionado y patentado formalmente por Marcel Bich (quien ha fallecido este año), en 1945 tras la II Guerra Mundial, el bolígrafo BIC es un invento de finales de 1938. Fue su creador, el periodista húngaro Ladislao Biró, quien estaba cansado de los problemas de la tinta al escribir.
Gracias a los conocimientos químicos de su hermano, logró crear una tinta muy útil para escribir a mano pero que en la pluma se atascaba. La idea de colocar una bolita en la punta le surgió mientras observaba a unos niños que jugaban con pequeñas bolas en el agua, dejando éstas a su paso un trazo en el suelo seco. Y de ahí, al éxito mundial.