“El volcán no tiene visos de acabar mañana ni pasado ni en una semana”, afirma la geóloga Nieves Sánchez, quien forma parte como investigador del Instituto Geológico y Minero de España (IGME-CSIC). Con experiencia sobre el terreno en volcanes de Guatemala y de la isla de San Vicente, cree que el volcán está ‘cargándose’, cuenta al diario El País.

Ese pensamiento está basado en los terremotos que sigue habiendo bajo la isla de La Palma, un dato que la geóloga considera clave para descartar el fin de la erupción a corto plazo. Forma parte también del comité científico del Pevolca (Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias), donde afirma que “el volcán no tiene visos de acabar mañana ni pasado ni en una que semana”.

“Geología de emergencia”

“La vulcanología no es una ciencia exacta. Hay muchas variables que no controlamos y otras incluso que no conocemos. Cada vez sabemos más y tenemos mejores instrumentos, pero aun así es a menudo imposible conocer el resultado. Hacemos geología de emergencia”, desarrolla, y es que una de las expertas que ayuda a los políticos a decidir cuándo evacuar, cómo, y proteger en todo momento a la población.

Describe la erupción como un hecho clásico de los volcanes, como en el siglo XV, salvo que ahora la isla está mucho más poblada, hay plantaciones, infraestructuras, y la destrucción es mayor.

Qué dicen los datos

Según Sánchez, “el volcán no tiene visos de acabar mañana ni pasado ni en una semana. La actividad cambia mucho de día en día, el cono se construye primero y después se destruye. En los últimos días estamos volviendo a ver sismicidad más profunda. Esto puede significar una nueva entrada de magma en el sistema. Se podría estar reactivando, aunque hay que esperar a confirmarlo con observación del exterior. Mi opinión es que va a seguir en erupción durante un tiempo, no sabemos cuánto ni podremos decirlo hasta que no cambien los patrones de terremotos y deformación del terreno. En algunos GPS hemos observado una estabilización de la deformación, pero no un descenso claro. Dependemos de que esa nueva entrada de magma continúe o se pare”.

A esos datos, además se añaden tres depósitos de magma, el más profundo a 30 km, los otros a 10 km y a 4 km. Esa reserva se puede mover entre depósitos, o salir hacia afuera directamente. “Esto es lo que pensamos en función de los miles de terremotos registrados a diferentes profundidades desde 2017 hasta ahora y el tipo de lava que está saliendo”.