Si las temperaturas siguen bajando, en unas semanas pondremos la calefacción. Pero, como todo, antes de empezar a poner en funcionamiento los radiadores, tendremos que saber si están en perfectas condiciones.

Purgar los radiadores es ponerlos a punto. Vaciarles el aire que puedan tener dentro y que pueden hacer que gastemos más de lo debido y que no calienten tampoco bien. Ese perfeccionamiento del rendimiento energético es más que nunca clave.

Cómo purgar los radiadores

Lo primero que debes hacer es una prueba, para comprobar cómo calientan, cuál más, cuál menos, y escuchar cuál tiene ese ruido característico dentro, ese sonido tipo agua moviéndose.

Si con la calefacción encendida, notas que la parte de arriba está fría y el centro caliente, es que hay aire. Lo ideal, es que empieces por los más cercanos a la caldera, y luego los más lejanos.

No olvides, antes de empezar, tener cerca una herramienta para girar la llave, un paño, y tal vez un barreño pequeño, porque nunca sabes si puede salir agua, y en qué cantidad. Y luego además de no tener buena calefacción se ha estropeado el suelo o una puerta.

La llave que hay que abrir suele estar a un lado del radiador, puedes abrirla con una moneda, pero igual es mejor con un destornillador, tal vez. Una vez abierta, a través de la válvula saldrá aire, o también agua, de ahí el trapo y el barreño por si acaso.

Una vez que hayas hecho esto, revisa la presión de la caldera, que debe estar entre 1 y 1.5 bares para tener una optimización perfecta de tu caldera. Los radiadores manchan las paredes cuando pones la calefacción, te recomendamos que los limpies a menudo de polvo para evitar que la pared empiece a ennegrecer.