Descubre la isla de Sark: sin coches, pocos impuestos y dos magnates
Solo pueden circular por este territorio situado en el Canal de la Mancha tractores, vehículos agrícolas o de construcción y scooters de movilidad.
Cuesta encontrar un lugar como la isla de Sark en este mundo completamente globalizado. Ubicado en el Canal de la Mancha a 50 kilómetros de la cosa de Normandía, este pequeño territorio de unos 500 habitantes no tiene alumbrado público ni coches, pero sí unos impuestos muy reducidos. Además, tiene cierto grado de independencia, ya que no forma parte del Reino Unido ni de la Unión Europea, aunque sus responsabilidades internacionales están a cargo del Gobierno del Reino Unido a través del Ministerio de Justicia.
La historia de esta curiosa isla anclada en el pasado se remonta a 1565, cuando la Reina Isabel I la cedió a Helier de Carteret como feudo a perpetuidad a cambio de pagar un tributo de 50 monedas, mantener el lugar protegido contra los piratas, ya que hasta ese momento lo usaban como refugio y base, y asegurarse de que estaba ocupado por al menos cuarenta hombres que fueran de sus súbditos ingleses o juraran lealtad a la Corona. Esta última parte, Carteret la cumplió entregando cuarenta parcelas a cuarenta hombres y sus familias con la condición de que trabajaran la tierra y contribuyeran a la defensa de Sark.
Tanto los cuarenta tenedores de tierra como el cargo de señor feudal se transmitieron hereditariamente, a excepción de dos crisis en las que fue vendido. El tributo que este último tenía que pagar se transformó de las 50 monedas iniciales en menos de dos libras esterlinas. Por su parte, dado el espíritu feudal que reinó durante cientos de años, los ciudadanos estaban libres de impuestos, más allá de unos tributos fijos y algunas cargas a los visitantes.
Destrucción de la economía
Sin embargo, la situación cambió radicalmente cuando, en 2008, los mellizos Barclay, de los que uno falleció el año pasado y fue reemplazado por su hijo, hicieron tambalear un sistema que había funcionado durante cinco siglos. Su imperio empresarial incluye el Hotel Ritz, empresas constructoras, de energía, varios diarios y revistas, y múltiples inversiones más. Según recoge Infobae, se calcula que su fortuna supera los 7 mil millones de dólares.
Comenzaron instalando un hotel en Sark. Después, ganaron un recurso interpuesto ante un tribunal europeo para demandar la inconstitucionalidad de las leyes sucesorias de la isla y presentaron ante el mismo tribunal un nuevo plan para democratizar la isla. Este planteaba la creación de un órgano de gobierno, eliminar casi todos los beneficios vitalicios y además del señor, establecer un senescal vitalicio y un consejo de 28 miembros (14 descendientes de los 40 habitantes originales, 14 elegidos por el voto). Solo salió adelante el senescal.
No contentos con esto, trataron de ganar las primeras elecciones con sobornos y beneficios arbitrarios. Pero no lograron ganar y se vengaron de la población vendiendo sus viñedos y cerrando los hoteles y negocios de su propiedad. Como consecuencia, 150 personas perdieron sus trabajaos y la economía de Sark quedó destruida
Plan de recuperación: pocos impuestos
Tras la debacle económica, muchos ciudadanos se marcharon de la isla, que pasó de tener una población de 600 habitantes a apenas 400. Con el fin de repoblar el territorio, uno de los legisladores, Swen Lorenz, un alemán que llegó hace más de quince años, propuso un novedoso plan que aportaba diversos beneficios a los vecinos del lugar. Así, actualmente, “Sark no tiene impuesto sobre la renta, impuesto a las ganancias de capital, impuesto a la herencia ni impuesto a las ventas”, según explica el Gobierno en su página web. Tampoco hay que declarar ingresos. Solo es necesario pagar tarifas fijas según categorías predeterminadas.
¿Qué hay que hacer para vivir ahí?
Los ciudadanos británicos o irlandeses pueden mudarse a Sark cuando quiera, solo deben alquilar un lugar y registrarse localmente. También podrán trasladarse en cualquier momento las personas que pertenezcan a países de la Unión Europea o de Suiza y estén inscritas en el Programa de liquidación de la UE.
En el resto de casos, se pueden solicitar un permiso de trabajo o varias categorías de visa: empresario, inversionista, escritores, compositores y artistas. “Los obstáculos de entrada siguen siendo bajos en comparación con jurisdicciones comparables, y cualquier persona de cualquier parte del mundo puede postularse y (una vez aprobado) mudarse a Sark”, aseguran desde la plataforma de Swen Lorenz.
A los cinco años de residencia, se obtiene la ciudadanía completa. Y los habitantes de Sark añaden una característica más a la generosidad impositiva: su pasaporte les permite vivir en cualquier lugar de Inglaterra.
Eso sí, quien quiera vivir en la isla debe tener claro que “no se puede importar ningún vehículo de motor a Sark sin el permiso previo del Comité de Tráfico Vial”. Tampoco se pueden usar estos vehículos para circular por allí: “Además de la restricción sobre la importación de un vehículo de motor, no se permite el uso de ningún vehículo de motor sin licencia en las carreteras de Sark. Los únicos vehículos que pueden tener licencia son tractores, vehículos agrícolas, vehículos de construcción y scooters de movilidad”.
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