El récord mundial de tatuajes: ¿cuántos tiene?

Jaime Matas, conocido como Fanky Matas, es un hombre venezolano y residente en Florida, que ha causado furor en redes sociales por ser la persona que más firmas tiene tatuadas en la espalda. “Cuando empecé con el proyecto de mi espalda nunca en mi vida pensé que iba a haber otra persona haciendo lo mismo, o que iba a inspirar a alguien a hacer lo mismo”, ha relatado en su cuenta de Instagram.

Su pasión por la tinta comenzó con 14 años, cuando hizo el primer tatuaje. “Mi amigo y yo construimos una máquina de tatuajes con un motor de abrelatas, una cuerda de guitarra y un estuche para bolígrafos. Terminé tatuando a mi amigo a una edad muy joven y practiqué con piel de cerdo de nuestro supermercado local. Finalmente, terminé tatuando todo mi vecindario y esta se convirtió en una de mis muchas profesiones”, contó en 2019 al Daily Mail el instagramer de 31 años, que también es diseñador gráfico.

Un día, decidió convertir su cuerpo en un lienzo y en 2017 pulverizó en 2017 el récord mundial de ‘RecordSetter’ con 190 firmas tatuadas en la espalda, aunque todavía está esperando ser verificado por los récords mundiales Guinness. Pero, no contento con ello, siguió tatuándose hasta acumular más de 225. Una cifra que tampoco le satisface, ya que espera llegar hasta las 300 signaturas.

Personas relevantes en su vida

Matas empezó tatuándose las firmas de sus familiares y amigos hasta que decidió pedirle a personas famosas que le hicieran un autógrafo en la espalda. Pese a recibir la negativa de algunas, ha logrado la firma de muchas celebridades, entre las que destacan Will Smith, Chris Rock, Mike Tyson, Usain Bolt, Tara Reid o Gerard Butler.

Para ello, tuvo que colarse en eventos y ser perseguido en alguna ocasión por miembros de seguridad, pero mereció la pena todo el esfuerzo porque es un recuerdo de personas que han marcado su vida: “Si firmaste mi respaldo es porque me inspiraste de alguna manera o vivimos un momento genial juntos”. “Esos momentos están grabados para siempre en mi cabeza y nunca me arrepentiré de una firma, incluso si esa persona y yo dejamos de hablar”, añade.