¿Qué fue antes, el huevo o la gallina? Una pregunta de carácter universal para la que la ciencia ya encontró una respuesta: antes de la gallina estaba el gallo rojo salvaje, que también ponía huevos. Y antes de estos, sus ancestros los dinosaurios. Pero una vez resuelto este misterio, surge otro: el por qué unos huevos son redondos y otros elípticos.

Un grupo de científicos asegura haber descubierto, al fin, la fórmula matemática con la que poder describir la forma de los huevos de cualquier tipo de ave. El hallazgo, toda una incógnita durante mucho tiempo, corresponde a un equipo de expertos de la Universidad de Kent (Reino Unido), el Instituto de Investigación para el Tratamiento Animal (Ucrania) y la compañía VitaMarket.

El descubrimiento ha sido publicado en la revista Annals of the New York Academy of Sciences, editada por la Academia de las Ciencias de Nueva York. Se pone de esta forma fin a un misterio contra el que se han topado matemáticos, ingenieros y biólogos durante los últimos años.

Una nueva forma

Darren Griffin, profesor de genética en la Universidad de Kent, apunta que los procesos de evolución biológica "como la formación de un huevo deben ser investigados para lograr una descripción matemática como base para la investigación en biología evolutiva". Así, considera que la nueva fórmula puede utilizar en "diferentes disciplinas, como la industria alimentaria y avícola, y servirá como impulso para investigaciones posteriores basadas en el huevo como objeto de estudio".

Hasta la fecha, los estudios previos contaban únicamente con cuatro formas del huevo: esférica, elipsoide, ovoide y piriforme (con forma de pera). Sin embargo, los expertos de Kent añadieron una función adicional en la piriforme, creando un modelo matemático para una forma geométrica nueva, que sería la última fase de la evolución de la esférico-elipsoidal, aplicable a la geometría de todos los huevos.

Esta nueva fórmula, que supone un gran avance para entender la forma del huevo, se basa en cuatro parámetros clave: la longitud, su anchura máxima, el desplazamiento de su eje vertical y el diámetro medido a un cuarto de la longitud del mismo. También permite entender cómo evolucionó desde la época de los dinosaurios, desde la que sobreviven cerca de 10.500 especies de aves que nacen de huevos.

Un sinfín de posibilidades

El hallazgo provocará, a su vez, un importante avance con diferentes aplicaciones en campos diversos. La investigación alimentaria, la agricultura, la biología, e incluso la arquitectura y la aeronáutica empleaban ya descripciones matemáticas de todas las formas básicas del huevo, razón por la que estos podrían ser algunos de los campos en los que tenga más importancia.

Esto permitirá también una optimización en los trabajos de sistematización biológica y en los procesos de incubación y selección del ganado aviar, que serán más sencillos gracias al avance. Esto es así porque las características externas de un huevo resultan vitales para los expertos que diseñan tecnologías de incubación, almacenaje y selección de huevos. Así, se podrá simplificar el proceso mediante el volumen, la radio, la superficie o la curvatura del huevo y esta nueva fórmula.

"Esta ecuación matemática subraya nuestro entendimiento y aprecio por una cierta armonía filosófica entre las matemáticas y la biología, y por una mayor comprensión de nuestro universo a partir de ellas, entendido netamente en la forma de un huevo", concluye Michael Romanov, investigador visitante en la Universidad de Kent.