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¿Por qué el tomate es una fruta y no es una hortaliza o verdura?

Aunque se consuma más como verdura, la Corte Suprema de Estados Unidos determinó que el tomate era una fruta porque era el producto del ovario de una flor

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¿Por qué el tomate es una fruta y no es una hortaliza o verdura?
John Watson-Riley EFE

Normalmente, cuando hablamos de alimentos, sabemos distinguir entre frutas (manzanas, peras, fresas…) y verduras u hortalizas (espinacas, brócoli, zanahorias…). Sin embargo, hay un producto que siempre ha suscitado un intenso debate: el tomate. Pese a que suele clasificarse como una fruta, hay muchas personas que lo asocian a las verduras, mientras que otras plantean que puede ser ambas cosas.

Diferencias entre frutas y verduras

En primer lugar, es importante conocer la diferencia entre los términos ‘fruta’ y ‘verdura’. Por un lado, la Real Academia Española (RAE) define ‘verdura’ como “una hortaliza, especialmente de hoja verde”. Y una ‘hortaliza’ es, según la institución de la lengua española, “una planta comestible que se cultiva en las huertas”.

En cambio, la ‘fruta’ es, según la RAE, el “fruto comestible de ciertas plantas cultivadas”. Por su parte, el Código Alimentario Español (CAE), define este término como “la semilla o partes carnosas de órganos florales que hayan alcanzado el grado de madurez y sean adecuadas para el consumo humano”.

¿Puede el tomate ser ambas cosas?

Históricamente, el tomate era considerado como una hortaliza, ya que se trata de una planta comestible cultivada en un huerto. Además, solemos consumirlo en ensalada, acompañado de otras verduras o como parte de la comida principal y no como postre o para merendar, lo que hace que nos resulte complicado concebirlo como fruta. Sin embargo, en 1887 llegó su calificación como fruta. Estados Unidos aprobó una ley que incrementaba los impuestos a las hortalizas importadas, pero no a las frutas, lo que provocó que las empresas de tomates empezaran a pensar cómo demostrar que el género del tomate era una futura para que no se le aplicaran los tributos.

Tras consultar diccionarios o testimonios de biólogos para lograr argumentos, concluyeron que, al ser producto del ovario de una flor, el tomate es una fruta. Aunque el Gobierno no aceptó su clasificación como tal y se tuvieron que pagar los impuestos, la Corte Suprema del país estadounidense determinó que sí lo era.

Sin embargo, el Consejo Europeo de Información sobre la Alimentación (EUFIC) sugiere que, “técnicamente”, estos alimentos pueden ser frutas o verduras. “Esto puede depender de si estás hablando con un botánico, que usa la definición botánica o un nutricionista o chef, que probablemente usará la definición culinaria”. Así, la organización precisa que, desde una clasificación botánica, basada en las características fisiológicas de la planta (estructura, función y organización) el tomate sería una fruta porque contiene pequeñas semillas en el medio y crece de la flor de la planta de tomate.

En cambio, un nutricionista o un cocinero emplearían el sistema de clasificación culinaria, que define las frutas y verduras “basándose en la forma en la que se usan las plantas y sus perfiles de sabor”. En estos términos, la verdura tiene una textura más dura, un sabor más blando y a menudo necesita ser cocinada, mientras que una fruta tiende a ser suave, dulce o agria y a menudo se disfruta cruda o en postres o mermeladas. Por ello, aunque los tomates pueden ser “jugosos, dulces y se pueden disfrutar crudos”, es más habitual comerlos en platos salados, por lo que tendemos a clasificarlos como verduras.