Continúan apareciendo nuevos datos de la operación ‘Titella’ en la que se ha visto implicado el productor José Luis Moreno. Las últimas informaciones apuntan a que su notario, que fue detenido el pasado 29 de julio, recibía un sueldo de 10.000 euros mensuales. Su misión en esta red delictiva era la de dar credibilidad a las empresas pantalla que se utilizaban para blanquear dinero.

Según describe el atestado de la policía, su función era la de protocolizar las operaciones que Antonio Aguilera, el otro cabecilla de la trama, le presentaba. Además, apuntan las fuentes policiales que el notario se involucraba en las actividades de la organización “personalmente”. Beltrán adquiría participaciones y era nombrado en los órganos de administración, de esta manera, se aseguraban mayores financiaciones y las conseguían de una manera más sencilla al figurar el notario en estos puestos directivos.

La clave de este notario, que ejercía las mismas funciones para la red de drogas de Carlos José Brambilla Ulloa, es que no exigía la documentación necesaria para justificar las operaciones que protocolizaba. Además, como Enrique Beltrán aparecía como miembro de estas sociedades, la figura del notario dotaba de credibilidad a estas empresas carentes de actividad.

10.000 euros mensuales y una oficina en Madrid

Según detalla el atestado de la detención, el notario recibía 10.000 euros mensuales de la organización delictiva, que además le ofrecía un despacho por el que no pagaba nada en la calle Fernández de la Hoz, en Madrid. Aunque Beltrán se mostró partidario a declarar y colaborar en el momento de su detención, tras una charla con su abogado, el notario cambió su idea y no quiso dar explicaciones hasta que fuera llamado a declarar ante el juez.

Antonio Aguilera, uno de los cabecillas de la red si declaró ante los agentes cuando fue arrestado, y aseguró que el productor José Luis Moreno tenía total conocimiento de los movimientos que se llevaban a cabo y de la existencia de sociedades que no tenían actividad. También apuntó Aguilera que el ventrílocuo era perfecto conocedor de las formas ilegales en las que se pedía la financiación e incluso participaba activamente manteniendo reuniones con directores y empleados de los distintos bancos.