El cuerpo sin vida de Olivia, la mayor de las hermanas desaparecidas en Tenerife, fue encontrado el pasado jueves a 1.000 metros de profundidad en el mar. Tras la realización de la autopsia se ha conocido que la pequeña falleció por un edema agudo de pulmón, según fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC).

Un edema de este tipo puede producirse por un encharcamiento de los pulmones, pero todavía están por determinar las circunstancias exactas que provocaron su muerte. La Guardia Civil trabaja en ello y según ha informado el jefe de investigación de laSexta, Manuel Marlasca, la principal hipótesis que maneja la investigación es que el padre, Tomás Gimeno, “acabó con su vida con toda probabilidad asfixiándolas”, según ha sabido el policía de fuentes de la investigación.

La sedación, descartada

Según ha detallado Marlasca, lo que sí descarta la Guardia Civil es que haya habido sedación de las dos menores ya que las medicinas encontradas en el domicilio eran “analgésicos”. La primera hipótesis en la que trabajó la Benemérita fue que el padre pudo sedarlas antes de meterlas en las bolsas de deporte y arrojarlas al mar, algo que ahora de momento no se contempla.

Por otra parte, la investigación también indaga para conocer si la pequeña Olivia entro viva al océano o no, algo que según Marlasca será determinante para saber más de lo que pasó el pasado 27 de abril.

Avería del buque, las labores de búsqueda interrumpidas

Al mismo tiempo, continúa la búsqueda para dar con el paradero de Anna, de apenas de un año, y del propio Tomás Gimeno, del que la Guardia Civil cree que pudo suicidarse tras acabar con la vida de las dos pequeñas. El sónar del buque Ángeles Alvariño continuaba hasta ayer la búsqueda en el mar, pero una avería le obligó a regresar al puerto de Santa Cruz de Tenerife, sin estar confirmado cuándo estará arreglada y por tanto continuar con las labores de búsqueda.