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Elon Musk, Tim Cook y Peter Thiel apuestan por la ciudad del futuro: privada y con normas propias
El CEO de Tesla, junto con el consejero delegado de Apple, trabajan en el desarrollo de ciudades propias para los trabajadores de sus empresas.
Durante los últimos meses la población de Boca Chica, situada en la punta más al sur de Texas (Estados Unidos) ha experimentado un gran cambio en los últimos meses. Al exterior de unas 30 casas de esta pequeña localidad costera hay varias e inconfundibles caravanas Airstream. Una presencia que habla de la nueva población de esta región: son los ingenieros y trabajadores de la planta de SpaceX, compañía de Elon Musk.
De un tiempo a esta parte, el CEO de Tesla ha ubicado ahí la sede para la construcción de la nave espacial de SpaceX, aunque quiere dar un paso más: crear su propia ciudad, Starbase. Desde entonces captar una imagen de la ciudad es más complicado, pues la compañía de Musk ha adquirido varias hectáreas de tierra y la zona está fuertemente vigilada.
El consejero de Apple sigue a Musk
Pero no es el único en apostar por esta idea, que crece en otros lugares de Estados Unidos. Otros multimillonarios como Tim Cook, consejero delegado de Apple, también ha desvelado sus planes para estas nuevas ciudades del futuro, con un carácter privado y normas propias. Así, a finales de abril anunció una inversión de más de 400.000 millones de dólares (327.000 millones de euros) para acelerar la recuperación económica. De ellos, más de 1.000 estarán destinados a construir un campus en Carolina del Norte, donde se crearán 3.000 empleos de alta capacitación.
Esta construcción se sumará al segundo campamento de que la compañía está construyendo en Austin: estará listo en 2022 y con capacidad para albergar a 5.000 empleados en una superficie de 53 hectáreas en su primera fase, y con una capacidad final de 15.000. Mientras, los analistas del país advierten sobre este creciente interés en la planificación urbana. "Francamente, muchos de estos proyectos no tienen interés alguno en la experiencia urbana. El principal interés es el gobierno, particularmente las variantes más libertarias del estilo de gobernar que buscan deshacerse de la mayor cantidad de regulación", asegura Greg Lindsay, director de investigación de New Cities, organización dedicada al urbanismo, la planificación y la sostenibilidad.
La financiación del proyecto
Una de las caras ocultas tras el proyecto es la de Peter Thiel, uno de los fundadores de Paypal y quien invirtió hace años hasta nueve millones de dólares (7,3 millones de euros) en Pronomos Capital, fondo de inversión que quiere construir ciudades "diseñadas como productos con leyes e instituciones diferentes".
Así, los integrantes de esta start-up consideran que el actual modelo de ciudades es una causa perdida, debido a su dificultad para mejorar la calidad de las instituciones de los Estados. "Usamos las lecciones de Silicon Valley para crear un nuevo modelo de desarrollo urbano donde las ciudades son productos. Nuestros fundadores trabajan con países para crear nuevas comunidades que buscan emular el éxito económico de Dubai, Hong Kong o Singapur", explica la empresa.
Fue el economista Paul Romer quien puso los cimientos de esta idea que ahora los grandes magnates tecnológicos intentan llevar a cabo. Hace décadas acuñó el concepto de ciudades charter (fletadas), administradas por terceros, ya fueran naciones o corporaciones. Romer fue economista jefe del Banco Mundial y en 2018 ganó el Premio Nobel.
Seguidores y detractores de la idea
Este proyecto de Elon Musk y SpaceX en Texas tiene entre sus defensores a quienes se benefician con el turismo que generan los despegues de sus aeronaves, pero también se ha encontrado con una fuerte resistencia entre los vecinos de Bronwsville, quienes se quejan por el impacto ecológico y el incremento de las rentas.
Para su adquisición Elon Musk tiró de talonario, mientras que Apple desarrolló una estrategia diferente para su llegada a Carolina del Norte. En su caso, la compañía tecnológica prometió la inversión de 100 millones de dólares (82 millones de euros) en escuelas de la localidad y otros 110 millones en los 80 condados más pobres, mediante el acceso a internet y la construcción de caminos y puentes.