"Al día siguiente de ponerme la Sputnik tuve fiebre con 38ºC"
Cristina, residente española en Moscú, nos cuenta su experiencia con la vacuna rusa y cómo avanza la campaña de vacunación entre la población.
El pasado 11 de febrero el Consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Enrique Ruiz Escudero, negoció con un intermediario gallego la compra de la vacuna rusa Sputnik V, abriendo una nueva brecha entre el gobierno autonómico y el ejecutivo. Posteriormente se dio a conocer la intención del estado federado de Sajonia (Alemania) de comprar alrededor de 30 millones de dosis. Sin embargo, la Agencia Europea del Medicamento (EMA) continúa sin aprobar el uso de la vacuna y voces como la del Ministro de Exteriores Francés o la primera ministra de Lituania ponen en duda su eficacia y la califican como “propaganda”.
La Sputnik V sigue causando muchos recelos, no solo en Europa, también en Rusia, donde sólo se han administrado 19 millones de dosis entre sus más de 144 millones de habitantes. Los esfuerzos del Kremlin por concienciar a su población, ofreciendo vacunas gratuitas en grandes centros públicos, no han surtido el efecto esperado. Con estos antecedentes, no es extraño que a la población europea le suscite muchas dudas la posible aprobación de la Sputnik V. Pero, ¿es más peligrosa que las vacunas ya aprobadas?; ¿qué efectos secundarios provoca?; ¿cuál es su funcionamiento?
En Rusia está permitida la venta de vacunas, tanto para nacionales como para extranjeros que lo deseen. El proceso es similar a la de Pfizer o Moderna: dos pinchazos en un periodo de un mes. Cristina, residente española en Moscú, nos cuenta su experiencia: “Pedí cita y pagué por internet, porque el periodo gratuito de vacunación ya ha acabado. Antes se podían vacunar nacionales y extranjeros de manera gratuita en centros públicos. Mis padres lo hicieron así y fue un proceso mucho más rápido. Tuve que pagar 6.900 rublos, que son unos 75 euros. Me colocaron en una máquina, me pusieron fundas de plástico en el pie y en el cuerpo, me midieron la temperatura y me miraron la garganta. Una vez cumplido el proceso, me inocularon la vacuna. Tuve que esperar media hora fuera de la habitación y tras un nuevo chequeo me dejaron ir a casa”.
Preguntada por los efectos secundarios de la vacuna, Cristina relató su experiencia: “Al día siguiente de ponerme la vacuna me subió la fiebre a 38,7ºC y me entraron dolores musculares. Estuve así un par de días y los síntomas desaparecieron. Es cierto que yo tuve una fuerte reacción, pero mis padres y otros amigos de la familia tuvieron síntomas mucho más leves como unas pequeñas décimas o un resfriado”.
Pese a las reticencias de occidente en la Sputnik V, cuerpos diplomáticos como el español informaron de que el personal que así lo había solicitado fue vacunado, sin informar hasta el momento efectos adversos de gravedad. Argentina, México, Hungría, Venezuela, Argelia o Egipto son algunos de los países que ya están inoculando la vacuna rusa.
De hecho, el presidente de la República Argentina, Alberto Fernández, ya está inoculado con la Sputnik V. Una polémica vacunación, Fernández dio positivo dos meses después de la segunda dosis, aunque con síntomas leves. Otro de los principales reveses de la Sputnik V han sido en Eslovaquia y Brasil, donde tras autorizar su uso, se denegó posteriormente al constatar, según las agencias del medicamento de esos dos países, que las vacunas entregadas eran diferentes de las del estudio publicado en la revista científica The Lancet. Realidad o propaganda, lo único cierto es que 28 países vacunan a su población con la Sputnik V, todos ellos fuera del radar de influencia de la Unión Europea y Estados Unidos.