ALIMENTACIÓN
Alerta sanitaria por el aditivo E171, con efectos cancerígenos
La EFSA reclama que el dióxido de titanio (E171) no debe seguir siendo seguro como aditivo alimenticio, puesto que no se descartan problemas de genotoxicidad.
La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha emitido un nuevo dictamen científico respecto a su evaluación preliminar sobre la seguridad del aditivo alimentario dióxido de titanio (E171). A pesar de que se encuentra autorizado en la Unión Europea de acuerdo con el Reglamento (CE) Nº 1333/2008, los expertos concluyen que este elemento no puede seguir siendo considerado como seguro en su uso como aditivo alimentario.
Para llegar a dicha conclusión, los expertos sobre aromas y aditivos de la EFSA no pudieron descartar problemas de genotoxicidad (la capacidad de una sustancia química para dañar el ADN) después del consumo de las partículas que componen el E171. Como pueden dar lugar a efectos cancerígenos, resulta fundamental evaluar el posible efecto genotóxico de una sustancia para confirmar o no su seguridad.
Aunque la evidencia de efectos tóxicos generales no fue concluyente, la genotoxicidad del E171 no puede ser descartada ni puede fijarse un nivel seguro para su ingesta. A pesar de que la absorción de estas partículas de dióxido de titanio es baja, pueden acumularse en el organismo.
Dióxido de titanio: dónde se encuentra
Se trata de una sustancia tecnológica compuesta por partículas de un tamaño muy pequeño (nanopartículas), inferiores a 100 nanómetros. Su uso es habitual como colorante alimentario en confitería (golosinas o chicles), panadería, salsas, sopas, caldos o ensaladas. Fuera del mundo alimenticio, se encuentra también en cosméticos, pinturas y medicamentos.
Proceso de seguridad
En el año 2016 el panel de expertos de la EFSA reevaluó la seguridad del E171, como parte del programa de reevaluación de aditivos alimentarios autorizados en la UE. Esta nueva revisión se ha realizado siguiendo una rigurosa metodología y teniendo en cuenta numerosos estudios ahora disponibles tras su evaluación pasada.
Los 27 estados miembros de la UE cuentan con una legislación que busca la garantía de la protección de la salud de las personas consumidoras. Así, el uso de aditivos debe ser seguro de acuerdo con una sólida base científica, responder a una necesidad tecnológica y no inducir a error. Con el fin de garantizar esta seguridad, los aditivos son sometidos a un proceso de reevaluación permanente, contrastando los estudios que permitieron su autorización con la nueva información disponible.
Desde este momento, tanto la Comisión Europea como los Estados Miembros, incluido España a través de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), trabajan para llevar a cabo las acciones necesarias para garantizar la salud de la población.