Madrid sacrificará a casi 13.000 cotorras invasoras argentinas
Se ha marcado un plazo de dos años para acabar “de manera indolora”, mediante la eutanasia, con el 90% de la especie que hay en el municipio.
La cotorra argentina y de Kramer es un animal habitual de ver por las calles de Madrid. De hecho, se las llama cotorras invasoras por pertenecer a esa especie. Y el Ayuntamiento ha decido poner fin al fenómeno con la puesta en marcha de un plan para controlar y reducir la población de este animal en un plazo de dos años.
De las aproximadamente 13.000 cotorras que habría actualmente en el municipio, según el último censo elaborado por la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife) en 2019, el delegado de Medio Ambiente y Movilidad, Borja Carabante, ha explicado que se sacrificará al 90% y solo se permitirá mantener con vida un 10% de las cotorras.
“Dentro de dos años tendremos ese 10 % que consideramos compatible con la seguridad y la biodiversidad, y después tendremos un nuevo contrato para mantener esos niveles a lo largo del tiempo”, ha razonado Carabante.
Un sacrificio “de manera indolora”
En principio el plan iba a iniciarse en octubre de 2020, pero hubo que retrasarlo hasta primavera porque el Ayuntamiento tuvo que licitar un nuevo contrato, ya que no se incluía en los pliegos a empresas que prestan servicios de control de plagas.
El método elegido, según explica el comunicado, es que el veterinario aplique la eutanasia a los animales, por lo que será una muerte rápida, indolora, y con métodos que reducen al máximo el sufrimiento. También se hará de forma individual.
El Consistorio argumenta que es necesaria una actuación rápida y urgente para controlar la expansión de estas aves por el riesgo que suponen para la sociedad y para las personas.
Así se llevará a cabo el plan
Las empresas Matinsa y Dypsa han sido las elegidas para llevar a cabo el servicio, y deberán hacer en primer lugar un inventario y censo de los nidos y los ejemplares, algo que se realizará en los primeros tres meses, con el objetivo de tener los datos de la población total y tener a todas las cotorras controladas.
Después se hará una esterilización de los huevos para garantizar su inviabilidad y se colocarán de nuevo donde estaban para que no haya nuevas puestas, algo que durará hasta agosto, en función del ciclo de puesta y nacimiento de las aves.
Por otro lado, a la vez que se hacen estas dos acciones, también se procederá paralelamente a la captura de las cotorras con jaulas, trampas y redes, respetando “la normativa de bienestar animal”. Los capturados no podrían ser reintroducidos al medio natural por ser una especie invasora, según la ley.
Por último también se quitarán aquellos nidos que representen un riesgo para el ciudadano o que estén vacíos, y se hará un control biológico-sanitario pionero con estudios veterinarios para estudiar la especie como posible propagador de enfermedades. Por ejemplo, análisis previos hablan de infecciones como Chlamydophila psittaci, Escherichia coli enteropatogénica y Campylobacter jejuni, zoonosis alimentarias frecuentemente detectadas.