SUCESOS

500 personas hacen cola para una visita a un piso en alquiler de Berlín

La cola para encontrar un piso en el este de la capital alemana daba la vuelta a la manzana y la Policía tuvo que intervenir ante la enorme aglomeración.

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500 personas hacen cola para una visita a un piso en alquiler de Berlín

Un piso de dos habitaciones y 63 metros cuadrados por 850 euros generó el interés de 500 personas que esperaban en la calle bajo la lluvia para lograr alquilar un lugar en el que vivir y la Policía tuvo que intervenir para que se respetasen las medidas antiCOVID, según relata Rosalía Sánchez de ABC.

Un piso en la Gubener Strasse, del distrito berlinés de Friedrichshain, congregó a medio millar de personas que habían concertado una cita con el propietario para ver el lugar y poder alquilarlo. El diario BILD señala que el dueño del inmueble “se tomó con calma la reducción del coronavirus”, pero las críticas también alcanzan a la limitación del precio de los alquileres que entró en vigor en Berlín en junio de 2019.

La crónica relata la experiencia de Lena, una estudiante que se trasladará el próximo semestre a Berlín y que busca, sin éxito, un lugar donde vivir: “Debido al tope de los precios de alquiler, los propietarios no sacan viviendas al mercado y llevo meses viendo los mismos anuncios”, contaba a ABC.

Lena cogió el tren desde Hannover, pero se encontró con la sorpresa al llegar: “Imaginé que habría mucha competencia para conseguir este apartamento, (…) pero no imaginé semejante multitud a la puerta”, cuenta la estudiante.

Otras estudiantes, con las que Lena habló en la cola, ya estaban más acostumbradas: “Ya nos ha pasado más veces, venimos sabiendo que no podremos vivir ahí porque la competencia es altísima, pero es el primer piso que podemos visitar en meses y no podíamos dejar pasar la ocasión”.

Apareció la Policía

Cuando pudieron acceder al piso, la Policía apareció alertada por la llamada de un vecino, ante la aglomeración de gente sin distancia social. Los dos agentes pidieron que se respetase la distancia, una situación calificada como “absurda” por las estudiantes, ya que “ni siquiera ellos podían guardar esa distancia”.

Ante la amenaza del desalojo, las personas que hacían cola reaccionaron de distintas maneras: unos suplicaban para poder ver el piso después de tantas horas de cola y otros mostraron su cabreo “porque la Policía les estuviese tratando como delincuentes”. Finalmente, los agentes permitieron que continuasen las visitas, aunque fijando un máximo de diez personas entrando a la vez en la vivienda.