Margarita del Val explica por qué el coronavirus no es artificial
La viróloga del CSIC atiende a La Vanguardia y advierte de la necesidad de invertir en prevención para frenar futuras nuevas pandemias.
Una de las voces más autorizadas en relación con la pandemia de COVID-19, la doctora Margarita del Val, investigadora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, ha atendido a Josep Fita en el periódico La Vanguardia para repasar la actualidad de la pandemia y reclamar la necesidad de prevenir futuras posibles pandemias.
La viróloga habla de la rapidez con la que se han desarrollado tantas vacunas para frenar el virus SARS-CoV-2, algo que le ha sorprendido ya que con el virus SARS-1, las vacunas elaboradas para animales hacían empeorar la enfermedad: “Teníamos una espada de Damocles con estos virus”, indica.
No hay evidencia del freno del contagio
Las vacunas actuales que ya se administran no evitan que una persona se contagie del virus, aunque no hay evidencia aún de cuanto varía la tasa de contagio en personas vacunadas: “No sabemos cuánto de contagiosas pueden ser: si hay o no reducción en la multiplicación del virus, con lo que serían igual de contagiosas; si la reducción es parcial, con lo que serían menos contagiosas; o si hay una reducción muy fuerte y pasan por debajo del umbral de ser contagiosas”, explica.
“Uno de los proyectos del CSIC tiene precedentes de que cuando ha hecho exactamente lo mismo (ahora incluso está mejorado respecto a lo previo) con el virus de Oriente Medio (MERS) en modelos animales, la inmunidad era total”, comenta Del Val, preguntada por si se puede llegar a desarrollar una vacuna que evite los contagios.
Mutaciones y origen
La viróloga considera improbable que las mutaciones del virus vuelvan poco efectivas las vacunas desarrolladas: “Cuanto más grande es un organismo, y este lo es, me refiero al número de nucleótidos que tiene, menos errores se puede permitir”, declara.
Sobre el posible origen en un laboratorio chino, Del Val señala que no lo ve “factible” por su relación con las variantes: “El cambio entre este coronavirus y el más cercano conocido es de varios cientos de mutaciones. No hay conocimiento científico en el mundo que hubiese sido capaz de fabricar un virus con todas esas mutaciones que a la vez fuese todavía viable”.
La viróloga explica que gran parte de la rápida respuesta al virus se ha debido al estudio que se ha hecho todos estos años de un virus “extinto”, el SARS-1: “Habíamos investigado mucho de un virus extinto, habíamos intentado hacer vacunas de ese virus. Gracias a eso, estábamos preparados”.
“Desde el minuto 1 en que se sabía la secuencia se empezaron a hacer vacunas, porque desde el minuto 1 se sabía que la proteína S iba a ser el antígeno para hacer las vacunas más básicas”, comenta la investigadora. En el caso de que no hubiese habido este conocimiento previo “ni los modelos de animales”, Del Val aventura que ninguna compañía habría lanzado vacunas y se hubiese optado por antivirales específicos cuyo desarrollo “puede llevar varios años”.
Pandemias más difíciles en un futuro
Como ha dicho en anteriores ocasiones, la viróloga avisa de que otras pandemias futuras serán más complicadas que esta: “Primero, porque puede que no sea tan fácil hacer vacunas” explica poniendo como ejemplo el VIH o la malaria. También son posibles otros virus, cuya complejidad aumenta cuanto más pequeños sean. “Si nos aparece alguno más complejo, que es lo más probable, estaríamos muy perdidos y no sabríamos por dónde atacarlo”, alerta.
La manera de frenarlo pasa por “una vigilancia epidemiológica importante a nivel genómico” para ver posibles variaciones, como se hace ahora con el coronavirus. “Hay que hacerlo a nivel silencioso, sin alarmar, pero que los científicos tengamos constancia y podamos reaccionar”, declara la viróloga..
Asimismo, la investigadora manifiesta la necesidad de invertir más investigación, que es algo que “no se improvisa” y que hay que evitar que los jóvenes “se marchen al extranjero porque aquí no hay futuro”. También reclama la necesidad de invertir en industria tecnológica: “Estamos viendo que somos más dependientes de las vacunas que se producen fuera. Reino Unido ha tenido sus propias vacunas y ha hecho con ellas lo que ha querido”.