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CORONAVIRUS

Elvis García, doctor en Harvard: "Me sangran los oídos cuando hablan de salvar la Semana Santa"

El doctor estuvo en una conexión en directo con el programa ‘Todo es mentira’ donde mostró su rechazo ante el relajamiento de las medidas.

Elvis García, doctor en Harvard: "Me sangran los oídos cuando hablan de salvar la Semana Santa"
AFP

El doctor en Salud Pública en la Universidad de Havard y profesor de Epidemias en la misma universidad, Elvis García, entró en directo en el programa de Risto Mejide, ‘Todo es mentira’, para analizar diversos aspectos de la pandemia de coronavirus.

“Ha salido Fernando Simón a decir que quizás nos extralimitamos en Navidades. No entiendo nada. Sabían lo que iba a pasar y dejaron que pasara. No vengas ahora diciendo que lo sentimos”, se quejó García, quien se preguntaba: “¿Va a pasar lo mismo en Semana Santa? Yo cuando oigo hablar de salvar la Semana Santa me sangran los oídos”.

García señaló que habría que esperar al verano “a ver si se puede hacer algo”, porque todavía la gente más vulnerable no se ha vacunado: “Ahora que estamos casi ahí, no volvamos a meter la pata, a relajarnos y a provocar otro pico”, alertó. “Si conseguimos que se vacunen los vulnerables, dejará de haber muertos. Nos hemos acostumbrado a tener cientos de muertos diarios y no nos podemos acostumbrar a eso. No es normal. No hablemos ahora de salvar la Semana Santa”, añadió el doctor.

Preguntado por un pronóstico de cara a una posible cuarta ola, García aseguró que “sería raro repetir los números de las últimas olas”, pero podría ocurrir “si las variantes británica y sudafricana penetraran los suficiente en el país”, ya que estas aceleran la transmisión. El profesor de Harvard indicó de manera clara: “Si mantenemos las medidas que ahora tenemos, no tendremos otra ola”.

Seguridad en la hostelería

Cuestionado sobre si los hosteleros responsables podían hacer de sus locales sitios seguros, García manifestó “El problema es que todo lo que es estar en un contexto cerrado sin una ventilación adecuada es peligroso. Si un hostelero instala una ventilación adecuada, como los aviones, que es inviable porque es muy costoso, podría ser un lugar seguro”.

Yo, personalmente, no entraría en un restaurante donde hay mesas a dos o tres metros con gente que ha estado comiendo sin mascarilla durante una hora. Eso no es seguro, es así de claro. Todo lo que sea estar al aire libre no hay problema”, aseguró el investigador. “Yo entiendo los problemas de la hostelería, pero la realidad es esa”, añadía.

Habrían podido tomarse medidas alternativas como el rastreo de contactos o el testeo masivo: “No hemos querido”, e indicaba “Si hubiésemos hecho eso, sí que podríamos entrar en los bares porque sabríamos si las personas tienen el virus o no”.

Medidas necesarias e innecesarias

Desde el comienzo de la pandemia tanto las personas a nivel individual, como las autoridades han llevado a cabo muchas medidas, algunas sin conocer exactamente su eficiencia real: “Hay algunas medidas que aunque sean un poco teatrales, también son necesarias para dar imagen de seguridad a la gente. Yo entiendo que hay cosas que se hacen por desconocimiento y otras porque, aunque no sirvan para nada, quedan bien para salir en los medios. No está todo categorizado”.

Cuestionado sobre cuáles son las medidas que realmente sirven para mucho, García era contundente: “Son pocas: lavarse las manos, llevar mascarilla y ventilar las habitaciones”. Si hacemos esas, hay mucho ganado: “Si voy con la mascarilla puesta no puedo estornudar encima de nada, si no hago eso, nadie va a contagiarse si toca esa superficie”, añadía.

También avisaba sobre la bajísima probabilidad de contagiarse al tocar una superficie “Alguien con virus ha tenido que escupir en un asiento, yo tengo que haberlo tocado con la mano y luego lamérmela. ¿Qué probabilidades hay de que eso ocurra?”, se preguntaba.

Sobre otras medidas como fumigar las calles, García aseguraba que eran un “sinsentido” o llevar guantes, “es peligroso porque te da una seguridad que no es real” y puede acabar sucediendo que esa persona coja su móvil con el guante y lo acabe contaminando.

La clave era encontrar el “límite” entre las medidas “que aportan y otras que no aportan mucho” poniendo como ejemplo la limpieza de productos al volver del supermercado “¿Tiene sentido que limpiemos todo esto? No, porque cuando una persona entra al supermercado tiene un dispensador para limpiarse las manos y lleva mascarilla”. Para el doctor, “no merece la pena, si, además, luego uno se olvida de no entrar en lugares mal ventilados y de ponerse bien la mascarilla”.