Un panel solar en el espacio aspira a dar energía a cualquier parte de la Tierra
Un proyecto pionero liderado por científicos e ingenieros del Laboratorio de Investigación Naval de EEUU promete revolucionar la manera en la que se genera y distribuye la energía en el mundo.
Captar energía solar desde el espacio y enviarla a cualquier punto de la Tierra convertida en electricidad. Ese es el objetivo del prototipo diseñado por el Laboratorio de Investigación Naval de EEUU (U.S. Naval Research Laboratory), cuyo lanzamiento se produjo por primera vez en mayo de 2020, conectado al dron no tripulado X-37B del Pentágono, y ha resultado ser un éxito.
El módulo de antena de radiofrecuencia fotovoltaica (PRAM, por sus siglas en inglés) está diseñado para aprovechar al máximo la luz en el espacio, que no atraviesa la atmósfera y, por lo tanto, retiene la energía de las ondas azules, lo que la hace más poderosa que la luz solar que llega a la Tierra. Y todo en un tamaño equivalente al de una caja de pizza.
"Hasta donde sabemos, este experimento es la primera prueba en órbita de hardware diseñado específicamente para satélites de energía solar, que podría desempeñar un papel revolucionario en nuestro futuro energético", señala Paul Jaffe, investigador principal del proyecto.
De momento, las pruebas se han llevado a cabo a pequeña escala para comprobar el funcionamiento pero en el horizonte está la posibilidad de crear una red de paneles que supondría un hito a la hora de generar y distribuir la energía a los rincones más remotos del mundo con numerosas aplicaciones.
"La ventaja única que tienen los satélites de energía solar sobre cualquier otra fuente de energía es esta transmisibilidad global, que podría asegurar el abastecimiento de energía a una ciudad entera a través de un receptor, por ejemplo", explica Jaffe.
De igual forma, la solución que están desarrollando los científicos estadounidenses podría resultar diferencial cuando se producen desastres naturales, como tornados o terremotos, que provocan sobrecargas en la red o directamente la destrucción de determinadas infraestructuras básicas.
No obstante, el PRAM se enfrenta también a un escollo que puede ser infranqueable y es su viabilidad económica ya que “construir hardware para el espacio es caro", aunque los responsables del proyecto esperan que con el paso del tiempo, y si se demuestra definitivamente su utilidad, el gasto sea asumible.
El temor a una nueva arma
Uno de los aspectos que preocupan a los detractores de la iniciativa es la posibilidad de que el sistema pueda convertirse en un arma en forma de láser espacial gigante. "Sería extremadamente difícil, si no imposible convertir la energía solar del espacio en un arma", tranquiliza Chris DePuma, otro de los principales investigadores, en declaraciones recogidas por CNN.
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