CURIOSIDADES

La historia del reloj de 24 millones de euros

Cuenta la leyenda que un misterioso admirador de María Antonieta encargó a Abraham Louis Breguet que confeccionara el reloj más espectacular posible, digno de la reina.

La historia del reloj de 24 millones de euros
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Valorado en casi 30 millones de dólares (casi 24,5 millones de euros), el Breguet Grande Complication Marie-Antoinette es considerado por muchos el reloj más impresionante del mundo por su diseño y la historia que lo envuelve. Abraham Louis Breguet, un famoso relojero suizo, comenzó a fabricarlo en 1783 para la reina María Antonieta. Sin embargo, ni la monarca ni el creador pudieron ver acabado el accesorio. Fue el hijo de Abraham Louis quien lo finalizó en 1827, cuatro años después de la muerte de su padre y 34 años después del fallecimiento de su destinataria.

Cuenta la leyenda que un misterioso admirador de María Antonieta encargó a Abraham Louis Breguet que confeccionara el reloj más espectacular posible, digno de la reina. Para ello, debía contener todas las funciones conocidas hasta ese momento: sonar cada hora y cada cuarto de hora; tener un termómetro; mostrar el día, mes, año y años bisiestos; dar la hora solar y ser delicado a la vez que robusto. No había plazo de elaboración, solo debía ser el reloj perfecto.

La Revolución Francesa alejó al reloj de su destino

La tarea que le habían encomendado no era fácil, pero Breguet, admirado en numerosas cortes por su conocimiento relojería, aceptó el desafío. Equipó el reloj de bolsillo transparente con muchos de sus propios inventos, como la cuerda automática, todo en oro. Sin embargo, las complicaciones surgidas por la Revolución Francesa retrasaron su fabricación y evitó que cayeran en manos de su destinataria. En 1793, Breguet tuvo que regresar a Suiza para refugiarse y se llevó el Marie Antoinette, aún sin terminar. Pero la reina nunca podría verlo porque fue ejecutada con la guillotina el 16 de octubre de ese año en la Plaza de la Revolución.

Dos años después, en 1795, Breguet vuelve a París cargado de ideas. Considerado ya el relojero más famoso del mundo, le recompensaron con el máximo galardón de Francia: la Legion d'Honneur. Mientras tanto, él seguía centrando su esfuerzo en finalizar su obra maestra, aunque la reina ya no estuviera para contemplarla. Desgraciadamente, a él también se le acabó el tiempo en 1823 antes de poder acabarla. Fue su hijo quien lo acabó 44 años después de que se comenzara su confección.

Reposa en el Museo L.A Mayer

El primer dueño conocido del reloj fue fue el marqués de la Groye, quien había sido paje de María Antonieta. Tras su muerte, volvió bajo la custodia de la familia de Breguet hasta que en 1917 fue comprado por el industrialista británico y coleccionista apasionado Sir David Salomons. Cuando falleció, el reloj se exhibió en la colección del abogado británico de relojes de bolsillo de los siglos XVIII y XIX en el Museo de Arte Islámico de Jerusalén. Pero el 17 de abril de 1983, más de 100 relojes de Sir David, incluida la María Antonieta, desaparecieron durante la noche.

Nadie conoció la autoría del robo hasta 23 años más tarde, cuando dos personas afirmaron haber visto artículos de la colección. Naaman Diller, un ladrón que saltó a la fama en la década de los 60, había robado los relojes para esconderlos en diversas cajas fuertes de Estados Unidos, Europa e Israel. Al fallecer en 2004, su mujer había intentado vender los artículos, pero fue detenida y 39 de los 106 relojes, fueron restaurados y devueltos al museo. Entre ellos, se encontraba el regalo de María Antonieta, que permanece exhibido a la espera de que aparezca un comprador dispuesto a pagar su elevado precio.

Por otra parte, Nicolas G. Hayek propuso en 2004 a sus relojeros de laFábrica Breguet fabricar una copia de este lujoso reloj, que fue finalizada en 2008. "Después de cuatro años de trabajo de reconstrucción, el nuevo reloj María Antonieta está ya en su suntuoso joyero, tallado en el roble de Versalles bajo el cual a la Reina le gustaba descansar. Después de haber sufrido una tor­menta y una sequía, la Propiedad de Versailles se vio obligada a talar este roble mítico antes de regalarlo a Nicolas G. Hayek por su cumpleaños", cuenta la empresa en su página web.