Las personas contagiadas por coronavirus, por norma general, atraviesan por un corto periodo de tiempo en el que desaparecen los síntomas asociados a esta enfermedad. Sin embargo, hay excepciones como los asintomáticos, que superan la COVID-19 sin presentar síntomas, aunque también hay casos en los que estos se mantienen durante más tiempo.

Esto ha dado como resultado una investigación, publicada en el portal medRxiv, en la que se determinan varios factores que afectan para que la sintomatología perdure más de lo habitual. Según un grupo de científicos del King's College de Londres, depende de la edad, el sexo y el paso.

Es la conclusión a la que llegaron después de analizar los datos de 4.182 pacientes contagiados por el SARS-CoV-2. Así, la mayoría de ellos se recuperaron tras once días o menos de infección, mientras que uno de cada siete (558, el 13,3%) tuvo síntomas durante al menos cuatro semanas.

Los síntomas estuvieron presentes durante ocho semanas en uno de cada cincuenta (189, el 4,5%) y durante doce en uno de cada 50 (95, el 2,3%). "El equipo descubrió que las personas mayores, las mujeres y aquellos con un mayor número de síntomas diferentes durante la primera semana de su enfermedad, tenían más probabilidades de desarrollar un largo covid", asegura el King's College en un comunicado.

Resultados según el factor

Cerca de un 10% de los pacientes, de entre 18 y 49 años, experimentaron la forma más larga de la enfermedad. Dicho porcentaje subió hasta el 22% en enfermos de una edad superior a los 70 años. En lo relativo al género de las personas contagiadas, se observó que las mujeres tienen más tendencia a presentar los casos más longevos de la enfermedad, con un 14,5% por el 9,5% de los hombres. Sin embargo, esta diferencia solo se encontró en los grupos de edad más jóvenes.

Por último, el factor del peso también influye a la hora de padecer síntomas de forma más prolongada. Así, determinan que estos casos se dieron en aquellas personas con "un índice de masa corporal ligeramente mayor". Además, los pacientes con un largo COVID tienen más posibilidades de que los síntomas reaparezcan tras la recuperación: un 16% sobre el resto.