Las gafas, un aliado inesperado en la lucha contra el coronavirus
Un estudio realizado en China sugiere que las lentes podrían ser una protección extra contra la COVID-19, aunque los resultados no son concluyentes.
Llevar gafas con la mascarilla puesta puede resultar tremendamente molesto porque, si no se encuentra la posición perfecta, se empañan y dificultan nuestra visión. Sin embargo, un reciente estudio hará que las personas lleven las gafas más a gusto, obviando este pequeño problema, pues existe la posibilidad de que sirvan para protegerse del coronavirus.
Así lo sugiere el estudio elaborado en el Hospital de Suizhou Zengdu, en China, que indica que los que utilizan gafas podrían estar menos expuestos a la COVID-19. Inicialmente, los autores del estudio notaron que, desde el primer brote de coronavirus originado en la ciudad de Wuhan en diciembre de 2019, muy pocos pacientes que necesitaron hospitalización tenían problemas de visión, a pesar de que un 80% de la población del país asiático tiene miopía.
La investigación posterior, publicada en 'Jama Ophthalmology', revela que de los 276 pacientes hospitalizados por COVID-19 de los que se tomaron muestras, solo 16 (el 5,8%) tenía miopía y utilizaba gafas a diario durante, al menos, ocho horas. Sin embargo, la proporción de personas con miopía en Hubei, según un estudio anterior, era del 31,5%, mucho más alta que la de pacientes ingresados con coronavirus.
Reducen el contacto de las manos con los ojos
En el estudio, los expertos advierten de que los ojos son una importante vía de entrada del coronavirus a nuestro organismo. “Los ojos generalmente carecen de protección y se ha encontrado una abundancia de la enzima convertidora de angiotensina 2 del receptor del SARS-CoV-2 en la superficie ocular, 8 a través de la cual el SARS-CoV-2 puede ingresar al cuerpo humano. El SARS-CoV-2 también puede transportarse a la mucosa nasal y nasofaríngea a través de la irrigación continua del conducto lagrimal, provocando una infección respiratoria”, concreta el artículo.
En eta línea, lanzan el aviso también de que una persona puede tocarse los ojos de manera involuntaria hasta diez veces en una hora, facilitando la infección. Aquí es donde entran en acción las gafas, porque, aunque los resultados no son concluyentes, el equipo de investigación planteó la hipótesis de que estas pueden ayudar a que esta acción se reduzca, así como bloquear la transmisión del virus a través de los conductos lagrimales, actuando como barrera. Por ello, recomiendan utilizar protección en los ojos y, si no es posible, lavarse con frecuencia las manos y evitar el contacto de estas con la zona ocular.
Aun así, cabe recordar, como los propios investigadores reconocen, que este estudio es pequeño y solo se observó una relación, sin ir más allá. No se ha realizado un ensayo clínico para comprobar esta protección como tal. Por lo tanto, aunque se trata de una teoría muy interesante, es necesario seguir investigando para recabar más datos al respecto.