CORONAVIRUS

España ya no es el espejo de Italia

Los datos del inicio de la pandemia, que mostraban a Italia un paso por delante de España, han dejado paso a un panorama donde España dobla en contagios a Italia.

España ya no es el espejo de Italia
LUCA ZENNARO EFE

En la primera ola de la pandemia, Italia siempre fue semanas por delante de España. La situación en el país transalpino aventuraba lo que estaba por llegar, no solo en España sino en el resto del mundo. Sin embargo, durante la segunda ola, Italia está siendo uno de los países que ha conseguido mantener un ritmo de contagios constante y se ha conseguido aislar provisionalmente de las cifras de contagios producidas en otros países cercanos, como España o Francia.

Corría el mes de marzo cuando Italia superó a China convirtiéndose en el país con un mayor número de fallecidos por coronavirus. En ese momento, el número de personas infectadas en todo el mundo se encontraba en un crecimiento desorbitado. Cuando se consiguió aplanar la curva, el Gobierno llevó a cabo una reapertura parcial de la economía y creó, junto a un Comité Científico Técnico que ha asesorado al Ejecutivo desde el comienzo de la pandemia, un plan de desescalada “gradual y homogéneo” para todo el país.

La clave del “éxito” actual no se podría explicar sin la realización de test masivos. Actualmente se realizan cerca de 100.000 test al día, lo que permite una detección temprana de asintomáticos y facilita notablemente el rastreo de contactos estrechos. Gracias a ello, junto a la progresiva y medida liberación de las restricciones impuestas, Italia puede vivir actualmente con el número de contagiados.

El “modelo Véneto”

En la región de Véneto, donde se encuentran ciudades como Verona y Venecia, han fallecido como consecuencia de la COVID-19 2.169 personas. Unos datos que no serían significativos si no supiéramos que, en la región vecina de Lombardía, han perdido la vida 16.935 personas. Andrea Crisanti, profesor de Microbiología en la Universidad de Padua, ha trabajado codo con codo con el presidente regional, Luca Zaia, para crear un modelo basado en la detección temprana de positivos. El modelo, que omitió las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) al realizar test sin valorar su sintomatología o no, permitió detectar a muchos asintomáticos. “Cuando una persona daba positivo, se testeaba a toda la red social del infectado aunque no hubieran tenido contacto. Así, podíamos conocer quién había transmitido el virus”, explicó Crisanti. El plan creado en la región ha marcado la diferencia. Tanto es así, que la estrategia se ha trasladado al resto de la nación.

Actualmente, Italia viene registrando menos de 2.000 contagios al día. Ahora bien, los expertos son conscientes de que “los datos europeos no se pueden infravalorar”, según afirma el ministro de Sanidad italiano, Roberto Speranza. Los expertos prevén que las cifras de positivos crezcan en esta segunda ola, ya que entran en juego varios factores: desde los datos del continente hasta la llegada del virus de la gripe, pasando por una progresiva liberación de restricciones que puede dar lugar a nuevos contactos. Aun así, los líderes italianos tienen claro que “mientras las UCI sigan con datos bajos, las cosas van bien”, como explicó el viceministro de Sanidad, Pierpaolo Sileri.

NUEVAS MEDIDAS

La cifra de contagiados actual en el país transalpino es ligeramente superior a los 300.000 casos desde el inicio de la pandemia. Por otro lado, han fallecido más de 35.000 personas. A pesar de encontrarse en una mejor situación que la de los países vecinos, en Italia siguen imponiendo medidas para frenar la transmisión del virus. Actualmente, es obligatorio que los viajeros procedentes de cualquier ciudad francesa con alta tasa de incidencia deben presentar una prueba negativa 72 horas antes de llegar a tierras italianas. También deben mostrarla o, en su defecto, realizarla en el aeropuerto, los pasajeros procedentes de España, Grecia, Croacia y Malta. Sin embargo, también se trabaja en esta dirección, ya que se han adquirido test rápidos de saliva que permiten saber en 20 minutos si una persona está contagiada, lo que favorecería la detección rápida en aeropuertos o en centros educativos.

El cumplimiento de las medidas depende de la ciudadanía. “Mientras que en otros países se han ido eliminando las medidas de distanciamiento, aquí hemos seguido adoptándolas rígidamente y la mayoría de la población las ha cumplido”, declaró Crisanti. Ahora, la clave residirá en conseguir mantener el número de contagiados lo más bajo posible. “Para conseguirlo, ya sabemos lo que tenemos que hacer. Hay que identificar a los asintomáticos para evitar vernos en una situación tan mala como la del mes de marzo”, concluyó.