Quim Torra, president de la Generalitat de Catalunya, se enfrenta de nuevo a posibilidad de ser inhabilitado. El 19 de diciembre de 2019, el político catalán fue condenado a un año y medio de inhabilitación por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña por desobedecer a la Junta Electoral Central, que le ordenó retirar una pancarta colocada por la Generalitat en la que se pedía la libertad de los políticos independentistas que están en prisión y un lazo amarillo, símbolo que popularizó el independentismo para visibilizar esta misma causa "en solidaridad con Sànchez y Cuixart" y ahora extendido al resto de políticos en prisión.

Torra recurrió esta sentencia del TSJC y elevó su causa al Supremo, al que amenaza con desobedecer si se le impone una inhabilitación para su cargo, una decisión que espera como reconoció en TV3. "No espero otra decisión que no sea la inhabilitación. He desobedecido dos veces y no creo que sea la última que lo haga pero a mi no me marcan el calendario las decisiones de un tribunal español, de ninguna de las formas", explicó. 

"No digo que esté desobedeciendo una sentencia, lo que digo es que todo lo que me parece incompatible con mi conciencia y con la defensa a ultranza que he hecho de los derechos fundamentales, en mi condición de president, creo que es mi deber oponerme y me he opuesto", añadió Torra desde la cadena pública catalana. 

Ante una posible inhabilitación, Quim Torra no ofreció demasiadas pistas sobre su hoja de ruta pero si dejó en el aire un posible adelanto electoral ("las elecciones se convocarán cuando sea mejor para el país y sin necesariamente agotar la legislatura") y una petición al resto de partidos independentistas: que no traten de buscar un nuevo candidato para la Generalitat "para preservar la dignidad". Una medida, asegura Torra, que no podría entender por parte del resto de partidos independentistas.