Además de la crisis sanitaria del coronavirus, a Estados Unidos llegan otros problemas como el huracán Laura, que, según informaba el Centro Nacional de Huracanes (NHC) de Estados Unidos, este miércoles alcanzaba la categoría 4 con unos vientos máximos sostenidos de 240 kilómetros por hora -140 millas por hora- justo en el momento de chocar en las costas de Luisiana.

El NHC también apuntaba que ha alcanzado una categoría con la que el huracán se ha vuelto muy peligroso: "Laura se ha convertido en un huracán de categoría 4 extremadamente peligroso con marejada catastrófica, vientos extremos e inundaciones repentinas en la costa noroeste del Golfo de México esta noche". A lo que añadía que: "Queda poco tiempo para proteger la vida y las propiedades".

En la mañana de este jueves, en Luisiana y Cameron se han alcanzado ráfagas de viento de hasta 108 kilómetros por hora, mientras que en Calcasieu Pass estas han alcanzado los 113 km/h.

Además, en Cameron, la mayoría de sus residentes han sido ya evacuados, aunque algunos aun permanencen en el lugar. Mientras, se estima que sobre unos 100.000 residentes del distrito de Calcasieu, en Lake Charles, podrían verse afectados por posibles inundaciones. Se estima que alcance Arkansas durante este jueves por la noche y el valle del Misissippi el viernes.

Vientos de 240 kilómetros por hora

Según unos informes obtenidos por un avión cazahuracanes de la Fuerza Aérea estadounidense, se alcanzaron unos vientos máximos de cerca de unos 240 km/h, con rachas aun más fuertes, y es que un categoría 4 es extramadamente peligroso, y aun así cabe la posibilidad de que se haga más fuerte en la tarde del jueves, según admitían desde el NHC.

De Laura cabe señalar que es el primer "huracán mayor" en esta temporada ciclónica en el Atlántico, que será capaz de formar 25 tormentas -de momento se han formado 13-, y hasta 11 huracanes -se han formado 4: Hanna, Isaias, Marco y Laura-.

Este huracán ha sido comparado con el llamado Harvey, que, entre el 17 de agosto y el 2 de septiembre de 2017, causó hasta un centenar de muertes directas e indirectas, además de daños por valor de 125.000 millones de dólares en Texas y Luisiana a causa de las inundaciones, siendo también un huracán de categoría 4.