Estados Unidos se asoma a la catástrofe. El Instituto de Métrica de Evaluación Sanitaria (IHME) del país norteamericano estima que alrededor de 310.000 personas podrían haber muerto a causa de la COVID-19 para el próximo mes de diciembre.

Esa cifra representaría unos 6.000 decesos diarios, seis veces más que el número actual. Con esa proyección, perderían la vida 135.000 personas, que se unirían a los más de 175.000 fallecimientos que registra actualmente la nación estadounidense.

Según el modelo publicado el pasado viernes, los investigadores predicen que se producirá un descenso en las víctimas mortales diarias en septiembre, pero que comenzará a subir progresivamente a partir de octubre y noviembre hasta llegar a las casi 2.000 cada día a principios de diciembre.

Modelo del peor escenario

Chris Murray, director del centro, explicó a CNN que se trata de un patrón provisional y que "depende de lo que hagan nuestros líderes. Se trata de una representación del peor escenario posible".

Murray también advirtió que aunque los contagios han descendido en algunas zonas, la incidencia sigue sin bajar: "En California los casos han alcanzado el pico de la curva, pero las muertes no. Estamos viendo nuevos brotes en lugares como Kentucky, Minnesota o Indiana".

Por último, quiso añadir que si el uso de mascarillas se duplicara en Estados Unidos, el número de muertes podría descender en 70.000 personas a lo largo de los próximos meses, la mitad del pronóstico establecido.