6,6 millones de personas quedarán confinadas en el estado australiano de Victoria a partir de este martes como parte del esfuerzo de las autoridades para controlar un brote de coronavirus en Melbourne, la capital estatal. En las últimas 24 horas, se han registrado 127 nuevos casos en la zona, que se suman al total de 2.663 positivos desde el inicio de la pandemia. Este confinamiento se produce unos días después de que se ordenase una cuarentena total de los 3.000 habitantes de nueve urbanizaciones muy pobladas de Melbourne donde los positivos se estaban disparando.

El confinamiento masivo ha sido la solución puesta en marcha por el Ejecutivo regional ante el miedo de que este rebrote pudiese afectar a todo el país. “Es la llamada inteligente, la llamada correcta en este momento, dados los importantes desafíos que enfrentamos para contener este virus”, declaró el primer ministro del estado de Victoria, Daniel Andrews. La duración exacta de la cuarentena aún es desconocida, y dependerá de la evolución de la pandemia.

Además de la cuarentena, se ha decidido cerrar la frontera entre Victoria y Nueva Gales del Sur, los estados más poblados de Australia, por primera vez desde que empezó la pandemia. Para asegurar el cumplimiento de la medida, cuerpos militares y policiales se concentrarán en los 55 cruces terrestres, 33 puentes y dos vías fluviales que unen ambos territorios. Los ciudadanos que necesiten pasar de un lugar al otro por motivos justificados deberán pedir un permiso especial. En Nueva Gales del Sur, además, todos los viajeros que lleguen del estado de Victoria deberán permanecer 14 días en cuarentena.

Un hotel de Melbourne, posible origen del foco

Las autoridades están investigando dónde se generó el actual rebrote. Según las investigaciones, el lugar podría ser el hotel Stamford Plaza, en Melbourne, donde se han producido 31 positivos en los últimos días. En este establecimiento, que se ha habilitado para la cuarentena obligatoria de 14 días de todos los viajeros que llegan a Australia, algunos trabajadores no habrían seguido los protocolos de seguridad, y habrían llegado incluso a mantener relaciones sexuales con personas en situación de confinamiento.

Esta denuncia ha provocado que se haya iniciado ya una investigación judicial, que ha sido apoyada por el Gobierno estatal con 3 millones de dólares australianos. “Está muy claro que lo que sucedió aquí es completamente inaceptable, y necesitamos saber exactamente lo que sucedió”, afirmó el primer ministro del estado. El personal del hotel, por su parte, no ha confirmado aún estas acusaciones.