CORONAVIRUS

Vuelta a las clases en Portugal: control de temperatura, grupos de alumnos y mascarilla

Cerca de 200.000 alumnos de los dos últimos cursos de secundaria comenzaron a regresar a las aulas el pasado lunes en el país vecino.

Estudiantes en Lisboa.
PATRICIA DE MELO MOREIRA AFP

Portugal avanza a pasos agigantados en la 'vuelta a la normalidad'. El país vecino ha conseguido rechazar el coronavirus con mucha más eficacia que el resto de países europeos y el lunes comenzó una segunda fase del desconfinamiento sustentada en iniciar la semana con únicamente 29.202 infectados por COVID-19, 1.231 fallecidos, 6.430 recuperados y 628 hospitalizados, con una tasa de contagio del 0,97%, unas cifras incomparables con las españolas. 

Así, cerca de 200.000 alumnos de los dos últimos cursos de secundaria (16 y 17 años) han comenzado a regresar a las clases sin escatimar en las medidas de protección, con el uso obligatorio de mascarillas que son repartidas en el propio centro, la toma de temperatura a la entrada del centro y la reorganización de horarios y espacios para asegurar el distanciamiento entre estudiantes. Los alumnos previos a los estudios superiores y de los cursos equivalentes de los ciclos profesionales también regresarán al instituto.

Otra medida obligatoria es lavarse las manos al entrar y al salir de la escuela. Los grupos tendrán horarios de clase, descansos y períodos para comer propios sin cruzarse con los demás. Entre otras normas, los alumnos usarán siempre la misma sala para dar clase con una distancia de al menos 1,5 metros entre los pupitres, por lo que las mesas se han separado a las ventanas y las paredes para que queden lo más esparcidas posible. En las últimas semanas las Fuerzas Armadas repartieron de cuatro millones de mascarillas, 17.000 litros de desinfectante y otros equipos de protección e higiene para los centros educativos.

Apertura de cafés, restaurantes...

La segunda fase de la desescalada en Portugal también ha conllevado la apertura de cafés, pastelerías, restaurantes, comercios de calle de más de 400 metros cuadrados, guarderías, museos y residencias de ancianos. Eso sí, con normas básicas en la hostelería como un aforo máximo del 50%, una distancia mínima entre clientes o la obligatoriedad de ocupar una mesa en el local o en la terraza. Toda precaución es poca para evitar que la COVID-19 se propague cuando se flexibilicen las medidas de seguridad.