Errores en el conteo, omisiones de personas que murieron en sus casas sin llegar a ser atendidas, retrasos burocráticos... Son los argumentos que esgrimen las autoridades chinas en la actualización de las cifras de la epidemia en Wuhan, que ha reconocido 1.290 muertos más en el epicentro del coronavirus hasta alcanzar los 3.869 en total. 

Citado por la agencia oficial de noticias, Xinhua, un funcionario que participó en las labores de control del brote en la ciudad del este del país afirman que este nuevo recuento dan muestra del respeto "por cada vida". "La vida y la gente son lo más importante. Cada pérdida de vida durante la epidemia no solo es una fuente de dolor para su familia, sino para toda la ciudad también", añade el trabajador, que traslada sus condolencias a las familias de los difuntos. 

El anuncio casa con las sospechas que venían trasladando varios expertos y líderes mundiales, que han acusado a China de opacidad y de presentar unas tasas de contagios y defunciones extrañas en comparación con la de otros países. Una de las evidencias que puso en entredicho las cifras dadas por Pekín fue el alto número de urnas con cenizas de familiares entregadas a ciudadanos de Wuhan y las fotos de largas colas para recogerlas que circularon por las redes. 

Los hospitales de campaña, uno de los problemas

El problema, según las autoridades, habría estado, por ejemplo, en los hospitales de campaña que se tuvieron que levantar a toda la prisa para atender a los enfermos. Sin un sistema estandarizado y en plena saturación, muchos no habrían podido comunicar sus datos de forma adecuada. La omisión de los que murieron en sus domicilios sin llegar a recibir tratamiento y errores como repeticiones en los registros completarían el cuadro, según las declaraciones citadas por Xinhua de miembros del ayuntamiento de Wuhan.