"Llevo patinando más de 50 años y quiero ver hasta dónde puedo llegar. Ahora tengo 63. La edad no marca que estés acabada. Si amas algo, sigue haciéndolo", dice Judi Oyama para empezar el vídeo de Santa Cruz Skateboards en el que repasa su carrera.

Entrando ya en materia, la skater nacida y criada en Santa Cruz (California, Estados Unidos) asegura que una de las cosas más curiosas de su carrera es que al principio "todo el mundo pensaba que era Peggy Oki. Pasaron años hasta que la gente aprendió que había más de una skater asiática en los 70s.

Sobre su origen japonés, duda de si se lo puso más difícil o no en su carrera, pero sí tiene claro que lo tuvo más fácil que sus padres: "Cuando ellos tenían 13 años, que es cuando empecé a patinar, ambos estaban en internamiento, así que ellos no habrían podido empezar". Y lo que también tiene claro es que "ver ahora a las japonesas en lo más alto del mundo del skate me hace sentir muy bien porque significa que eso se acabó".

A continuación muestra algunas de las tablas y coleccionables más míticos de su almacén. Guarda, por ejemplo, su primera tabla de skate. Se la hizo su hermano con madera. Son curiosos los modelos con grips raros, un intento de kicktail, los primeros cóncavos... y luego pasa al mundo de las competiciones, donde habitualmente era la única chica y a pesar de ello conseguía estar en lo más alto. Llega a contar que una vez perdió una competición por un "cambio de ruedas" de la rival, digno de la Fórmula 1 e impensable hoy en día.

Tras contar cómo consiguió su primer sponsor, ahora afirma que le gusta ir a las competiciones "para ayudar a las jóvenes a no pasar por los mismos problemas que yo". Confiesa que no hizo tail drop hasta los 50, que antes había más miedo. Que patínó con un Steve Caballero de 14 años. O que tuvo problemas de conciliación familiar con el skate.

Por último, ya más actual, explica que estuov en los World Skate Games de Argentina y que quedó 4ª del mundo, compitiendo con chicas de 17 o 20 años. Y que está "muy orgullosa de todas las mujeres que patinan, de diferentes orígenes y edades, con la actitud del 'yo puedo', que es increíble". Para concluir que "me gustaría que mi legado fuera el de no rendirse, el de hacer las cosas porque te gustan".