Hace tan solo unos días que se publicó el International Shark Attack File 2023, el documento promovido por la Universidad de Florida que registra los ataques de tiburón que hay en el mundo. Decía, como es habitual, que Brasil es uno de los países en los que se producen más incidentes de este tipo. De hecho, en zonas como la Praia dos Milagres, en la región de Olinda, Pernambuco, actividades como el surf y la natación están prohibidos desde 1999 por la gran presencia -y los frecuentes ataques- de depredadores marinos que habitan en sus aguas turquesas.

Sin embargo, André Luiz Gomes da Silva, un obrero de 32 años de la región, llevaba tiempo haciendo caso omiso de dicha prohibición. La última vez, a finales de este mes de febrero, cuando llegaron olas grandes a esta playa y decidió meterse en el agua con su tabla de surf y el bañador. Le atacó un tiburón en el muslo y pantorrilla izquierda y los desgarró.

Según explican los medios locales, la gente que estaba en la playa acudió al rescate. En concreto, entre tres personas le sacaron del agua y le dieron los primeros auxilios mientras él iba diciendo "Dios, Jesús, no me dejes morir". Al poco de tocar tierra llegaron los servicios de emergencia y le trasladaron al Restoraçao Hospital, donde fue intervenido de urgencia debido a la gravedad de las lesiones. Allí, los médicos confirmaron que se trataba de un ataque de tiburón, que las heridas eran profundas y que si hubiera pasado algo más de tiempo el surfista podría haber muerto. Pero le pudieron salvar y estabilizar.

Un empleado de la playa, que trabaja en un chiringuito y que fue de las tres personas que acudieron al rescate, explicaba también a los medios locales que no era la primera vez que Gomes se saltaba la prohibición de surfear allí.