"El surf también tiene su parte oscura y oculta: el antisemitismo"
El surfista y filmer judío Josh Greene presenta Waves Apart, un documental que quiere aportar un poco de luz a una parte oscura de la historia del surf.
"Como cualquier deporte, el surf tiene su parte oscura y oculta. Contando esta historia espero aportar un poco de luz a esta oscuridad, haciendo de mi pasatiempo favorito algo más positivo e inclusivo", relata Josh Greene, director del documental Waves Apart. Un documental que habla del antisemitismo en el surfing, que ha tenido muy buena acogida por parte de la crítica y cuya premiere internacional será durante el Santa Barbara International Film Festival, del 16 al 18 de febrero.
Por resumir su historia, la cual repasa en The Inertia, Greene descubrió la cultura de la playa por primera vez cuando iba a entrar en el instituto y su familia se mudó a San Clemente. Asegura que era "de los pocos niños judíos en un pueblo con poca diversidad" y que "el mar era mi refugio. Había mucho bullying en tierra, que a menudo acababa con retórica antisemita". Porque además reconoce que "en aquella época era muy delgado y poco atlético, lo cual facilitaba los odiosos estereotipos".
El surf le integró en una cultura, le dio confianza y forma física. Llegó a celebrar el Bar Mitzvah en el Surfing Heritage and Cultural Center (le regalaron una cámara). Pero cuando creció su perspectiva empezó a cambiar. Se enteró de que retiraron del museo una tabla de surf con una esvástica durante su celebración. O a recordar películas que miraba de pequeño grabadas en La Jolla, donde los surfistas se disfrazaban de nazis y ondeaban banderas con esvásticas "por diversión". Empezó a surfear en Malibú, donde aprendió un poco más de Miki Dora, uno de sus héroes de juventud, y sus ramalazos nazis.
En este contexto entró en la Escuela de Artes Cinematográficas de la Universidad del sur de California, en Los Ángeles. Y su proyecto de final de carrera fue este documental, Waves Apart. En él cuenta historias de "héroes judíos en el surf" como Israel "Izzy" Paskowitz, cuyo padre había partido la tabla a un surfista que llevaba una esvástica pintada con spray; o Shaun Tomson, campeón del mundo en 1977 y cuyo regalo por el Bar Mitzvah fue un surf trip a Hawái. "Como niños empecé a surfear para escapar de mi identidad como judío. Hoy estoy orgulloso de ser un surfista judío como Shaun o Izzy", concluye.