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Un buceador, arrastrado por la corriente y rescatado por su madre tras varias horas

Después de varias horas en el mar y cuando parecía que pasaría la noche sobre una boya, Dylan Gartenmayer vio como su madre acudía al rescate.

El buceador Dylan Gartenmayer abrazándose a su madre, Tabitha, en el programa TODAY, el 25 de enero del 2023.
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Esta semana se ha vivido una de las historias del año en buceo. Dylan Gartenmayer, de 22 años, estaba de inmersión por la costa de Cayo Hueso, en Florida (EEUU), en la confluencia entre el océano Atlántico y el golfo de México, cuando la corriente la arrastró a aguas profundas. Cuando consiguió salir a la superficie, unos dos minutos después, le faltaba el aire y su barco estaba a mucha distancia.

Gartenmayer es un free diver experimentado que se sumerge sin problemas a 30 metros de profundidad. Pero en Cayo Hueso, cuando decidió sumergirse por última vez antes de regresar a tierra, se vio arrastrado por una corriente del Golfo que le envió a aguas todavía más profundas. Cuando salió se apoyó en un trozo de bambú que flotaba para descansar. Luego nadó unos 1.500 metros hasta alcanzar unas boyas que marcaban un canal y se colgó de allí, recuperando el aliento.

Una vez en la boya, pero, se empezó a hacer de noche. Estaba solo en medio del océano. El grupo le había perdido de vista y en una entrevista en TODAY admite que pensó que "la cosa se empezaba a poner seria; esta noche será larga". Su idea era tratar de unir boyas y descansar lo más alto posible para no tener el cuerpo en el agua, "manteniendo un poco de calor y evitando posibles depredadores".

Los Guardacostas ya habían iniciado su búsqueda, pero su madre, Tabitha, no se quiso quedar de brazos cruzados e inició su propia misión de rescate a bordo de un barco pilotado por familiares y amigos. Contra todo pronóstico, varias horas después, en la inmensidad del océano y de noche, le encontró. Grabaron el momento y lo subieron a Facebook.

"Milagrosamente, mis padres y todos los que iban a bordo del barco de mi abuelo acabaron justo donde estaba yo", reconocía Gartenmayer. Su madre, en la misma línea, también decía que era un milagro: "Tiene que ser que Dios le protegía todo el rato, con ángeles, porque fue como encontrar una aguja en un pajar ahí afuera".