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SKATE

Lo peor del año: el asesinato de Anna Kruse y su bebé

La skater de 31 años fue asesinada por su ex novio, que también mató al bebé de tan solo 10 meses en un trágico episodio de violencia machista.

Anna Kruse sonriendo y posando sobre su tabla de skate, ante una palmera.
Babas Photography@babas022

A lo largo de un año se dan muchas noticias. En As Acción, en 2022, más de 1.500 para ser exactos. No todas son buenas y, de hecho, algunas son extremadamente malas. Esta es una de las que no gusta dar y que habla de la peor parte del ser humano. Del hombre, en este caso. El asesinato de la skater Anna Kruse y su bebé de 10 meses.

Todo empieza al final de la carrera de Anna Kruse, en 2017, cuando la skater viajó al pueblo de sus abuelos (en Grecia) para realizar un fotorrepoartaje como parte de su tesis. Allí conoció a un pastor de cabras (tenía unas 700) y se enamoró. Tanto que al cabo de un tiempo lo dejaría todo por amor y se mudaría a Grecia y, hace más o menos un año, tuvieron un hijo, Stelios.

Pero la relación no iba bien. Así, en verano de este año, Anna decidió separarse, recibiendo amenazas de muerte para ella, su bebé y su familia. Pidió ayuda a la policía, que la invitó a esperar a la fecha del juicio por la custodia (a finales de septiembre) para tomar decisiones. Y a pesar de ello, Kruse permitía que el padre viera a Stelios regularmente, con el objetivo de complacerlo y no molestarlo. 

Poco después de celebrarse el juicio, el 30 de septiembre, el padre pidió llevarse a Stelios a ver las cabras que tanto le gustaban. Una vez en la montaña disparó al bebé de 10 meses, luego a Anna y finalmente a él mismo con una escopeta. Un caso que según los medios locales "no es inusual" en el país. En ese momento era la víctima de violencia machista número 13 solamente en 2022. En deportes de acción, sin duda, ha sido la noticia más trágica del año y esperemos que no se repita nunca más.

Anna y el skate

Como bien dicen los medios especializados únicamente en skate, la skater alemana con raíces griegas será recordada siempre por "además de ser muy pequeñita, por su sonrisa. No había Anna sin su humor y sus risas, algo que claramente había heredado su hijo". Eso y obviamente su skate, mundillo en el que empezó aprendiendo con su hermano mayor, continuó siendo de las pocas chicas -si no la única- que se presentaban a las competiciones y acabó patinando para marcas como Morphium o Vans. DEP.