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Surf

Rodrigo Koxa: "Vivimos en un mundo de fake news, ¿dónde está el periodismo?"

El surfista brasileño carga contra las personas y medios que dan bola a mediciones no oficiales que superan su récord de la ola más grande jamás surfeada.

Rodrigo Koxa surfeando la ola de 24,38 metros que le dio el récord del mundo del surf de olas gigantes: el de la ola más grande jamás surfeada. EN Praia do Norte, Nazaré (Portugal) en 2017.
Guinness World Records

En 2017, el brasileño Rodrigo Koxa surfeó una auténtica bomba en Praia do Norte, Nazaré (Portugal), donde rompe la mayor ola del mundo. En 2018, durante los WSL Big Wave Awards, se le reconoció el récord del mundo y se oficializó que la ola medía 24,38 metros de altura. Validado por la World Surf League y los Guinness World Records.

Cinco años más tarde, su récord sigue intacto. Por lo menos de manera oficial. Porque extraoficialmente ha habido muchos intentos -y reclamos- de superarlo. Surfistas, eventos y medios han asegurado que se han surfeado olas de hasta más de 30 metros, pero luego han llegado los Big Wave Awards de la temporada y nada.

Ante esta situación, hace unos días el portugués Nic Von Rupp levantaba la voz en un vídeo de YouTube criticando que "parece que el que grita más fuerte consigue el eco en los medios de comunicación; cuando en ocasiones su ola no está ni entre las más grandes de la temporada". Ahora es el propio autor del récord vigente, Rodrigo Koxa, quien ha hablado para UOL tras varios años de silencio al respecto.

"Son mediciones sin criterio, sin fundament, sin credibilidad. Todos los años hay una avalancha de artículos que especulan sobre la rotura del récord. Me vienen ganas de decir que estáis todos locos, ¿dónde está el periodismo?", afirma para empezar la entrevista que le hacen en este medio brasileño. Y precisa: "No es que quiera ser un atleta que va diciendo que la mía es la más grande, porque si alguien la supera no dudaré en repostearlo y poner: ahora la ola de referencia es esta".

Pero sí cuestiona que los medios de comunicación den repercusión a las mediciones no oficiales: "Vivimos en un mundo de fake news, alguien tiene que parar y decir: espera, ¿quién lo midió? ¿Dónde está la base de la ola?¿Se está midiendo pro vídeo? Son medidas de profesionales, pero son especulaciones, porque la mía también fue medida de 38 metros por fuentes no oficiales".

Tal y como se explica en el artículo, para que una ola sea considerada como tal y se pueda medir bien, entran en juego muchos factores. Desde que se use la energía de la ola para surfear (y no la del jet ski) hasta que rompa de manera sólida, pasando porque se baje hasta la base. Entonces hay que comprobar la trayectoria en un vídeo y luego medir con una (o varias) foto de calidad. Porque según Koxa "muchas olas no acaban ni rompiendo y ni tan siquiera entran en los premios de los Big Wave Awards". Así, asegura que "si después de los WSL Big Wave Awards no se reconocen como récords, me gustaría que los medios publicaran una nota diciendo que no fueron tan grandes, porque las otras veces no se hizo. Es un lavado de cerebreo y está feo".

En este sentido, afirma que el año pasado es un buen ejemplo de lo que ocurre cada temporada de olas gigantes en Nazaré: "El año pasado todo el mundo sabía que la ola más grande era la de Sebastian Steudtner y sin embargo, deportistas y medios, por interés propio, no dijeron eso. Pero esto no es deporte, no es ciencia, esto es política".

Hablando de su caso, recuerda que "cuando pensé que había surfeado una ola mayor que la de Garrett McNamara, se midió. Pero intentamos ser justos. Puse la suya al lado de la mía, en alta resolución. Y no medí el frame, porque daba más de 38 metros según el que cogías. Y cuando me preguntan digo que mi ola era de 24 metros, la medida oficial, de la WSL".

El artículo acaba hablando con el autor de las polémicas mediciones, Douglas Nemes, profesor experto en oceanografía y en la mecánica de las olas. Se defiende afirmando que existe una gran dificultad para medir las olas por la imposibilidad de meter una boya o algo que las mida. De hecho, relata que se probó en Francia y el aparato acabó destruido. Sin embargo, dice también que su método es muy fiable y un error asociado muy bajo parecido al de la Universidad de California: "Ya medí varias olas de más de 24 metros, no son oficiales porque le proceso de medición es largo, cuando lo haga la WSL verán que son de más de 24 metros y no hay motivo para que no lo hagan oficial".