Cualquier fallecimiento en deportes extremos es una mala noticia. La de Jordan Brashears, aficionado a la escalada, el parapente, el snowboard o las excursiones, también. Tenía tan solo 29 años cuando cayó por un acantilado de unos 30 metros y le encontraron muerto al día siguiente.

En concreto, Brashears se fue de excursión y escalada con dos personas que acababa de conocer en la zona de Boynton Canyon (Arizona, Estados Unidos). En un momento dado de la salida le perdieron de vista y sus compañeros le estuvieron buscando durante una hora antes de acudir a la Oficina del Sheriff del Condado de Yavapai.

Rápidamente, los servicios de emergencia se pusieron en marcha para buscarle. Se hizo de noche sin haberle encontrado. Al día siguiente, un equipo terrestre y otro de aéreo formado por un dron y un helicóptero retomaron la búsqueda. Uno de sus compañeros localizó su bidón de agua y poco después el equipo terrestre dio con los zapatos y el teléfono. No tardaron en en contrar el cuerpo, descalzo, en la parte baja de un acantilado.

Según la Oficina del Sheriff, "no hay indicios de que Jordan se haya suicidado o le hayan matado". Al parecer, aunque no saben exactamente cómo acabó allí, sospechan que "quiso escalar una repisa para subir un par de niveles en el sendero por el que iba y falló, cayendo por un precipicio de  unos 30 metros".

La casualidad y la mala suerte quisieron que el día anterior, Jordan Brashears publicara justamente una foto al borde de un acantilado. En la misma zona, aunque no en el mismo sendero, sino en Cathedral Rock. Descansa En Paz, aventurero, que puedas seguir explorando en el más allá.