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Skate

Un vecino cabreado lanza un tiesto que impacta directamente en la cabeza de un skater

Jarne Verbruggen publica su parte 'Professional Life', que incluye un macetazo de un vecino en la cabeza que le dejó inconsciente... pero no le impidió planchar el truco.

Actualizado a
Un vecino con un tiesto con plantas preparado para lanzárselo al skater Jarne Verbruggen, que intentaba un truco de skate debajo de su casa para su parte Professional Life, con Thrasher Magazine.
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El skater belga acaba de lanzar una parte de skate con Thrasher Magazine llamada 'Professional Life'. Unos 10 minutos de patín callejero que contienen uno de los momentos más bestias que se han visto en un vídeo de skate: el lanzamiento de un tiesto a su cabeza -por parte de un vecino- que le deja inconsciente. Si alguien quiere empezar por la 'tralla', minuto 09:50:

En una entrevista en la misma revista de skate, el belga relata cómo fue el incidente:

"Un vecino nos atacaba con plantas. Primero le tiró una a Guillaume pero no le dio. Luego otra a mí que me dio de lleno. Fue una locura. Me podría haber matado. De hecho me dejó inconsciente. Yo intentaba un hippie jump en un doble bank que ya da suficiente miedo como para que aparezca un tipo tirando grandes tiestos. No nos lo creíamos. Pero también pensaba: 'es imposible que me de', voy demasiado rápido. Pues medio en el cuello y en la espalda, perdí la visión y la memoria, me di de cabeza contra la esquina y caí al suelo inconsciente".

Sin embargo, Verbruggen asegura también que nada más recuperar la conciencia, lo primero que pensó fue en volver a intentarlo. Entonces llegó la policía, alertada por los vecinos (que se ve que ya sabían que ese hombre tenía problemas), picaron y se pusieron a dialogar con el vecino. Mientras, el belga probó 3 o 4 veces más y consiguió plancharlo.

Cuando salieron, los policías le preguntaron si quería denunciar. Y si bien cuando vio las imágenes pensó que le podría haber matado y había que hacer algo, por otro lado creía que no tenía dos horas para ir a comisaría y todo lo que ello implica. Finalmente, una reflexión de su amigo le hizo decantar la balanza: "Suficiente ha castigado la vida ya a esta persona, no puedes hacer nada para arreglarlo". Pensó que tenía razón y decidió no denunciar. Fin de la historia.