El Ejército adapta cañones de nieve para desinfectar zonas afectadas por el coronavirus
En dos horas, el brigada Lozano con cuatro de sus chicos hicieron funcionar en Madrid un cañón para dispersar desinfectante desde unos camiones.
Los militares exprimen estos días el ingenio para conseguir ganarle la partida al coronavirus. Las mentes se afinan y las soluciones aparecen de donde no se esperaba. Al brigada de la Unidad Militar de Emergencias (UME) Félix Rodríguez Lozano le llegó en forma de cañón, pero no de artillería, sino de esos que se ven en las estaciones de esquí escupiendo nieve.
La empresa madrileña de maquinaria industrial Anzeve, que los usa para echar agua nebulizada al aire y hacer bajar el polvo en obras y demoliciones, los puso a disposición de las fuerzas armadas con la idea de que podían servir para desinfectar calles y grandes espacios mucho más rápido.
"Nos dieron el aparato y nos dijeron: 'Haced que funcione'. Me puse con cuatro chavales y entre los cinco lo tuvimos preparado en dos horas", explica Félix a Efe. Así parece fácil, pero para conseguir que funcionara al cañón había que acoplarle dos depósitos para el agua con desinfectante, una motobomba que extrajera el líquido y un generador de electricidad autónomo que diera energía a todo eso.
"Aquí tenemos que trabajar así, ser flexibles y tener la agilidad mental para que esto funcione", dice Félix, que reconoce que estos días andan "bastante liados". "Pero es lo que nos toca y estamos muy contentos".
Con esos dos depósitos, de 1.000 litros cada uno, pueden trabajar dos horas seguidas. Félix espera poder instalar dos más en cada vehículo y conseguir nuevos cañones para multiplicar estos camiones que ya tienen mote: "Les llamamos cariñosamente Drakarys", en honor a los dragones de "Juego de Tronos". "Como van soltando el chorro por detrás....", ilustra.
La UME ya tiene dos en marcha. Este fin de semana se probaron en la nave de Ifema que acoge el hospital de campaña y en un pueblo de Toledo. Visto el éxito, ya están funcionando a toda máquina en residencias de mayores de Ciempozuelos (Madrid) y el barrio madrileño de Aravaca, entre otros sitios.
"Es una cosa muy sencilla pero que está dando muy buen resultado", apunta Félix, lo mismo que las mascarillas que protegen contra el Covid-19 pero no son accesibles para todo el que las necesita.