En el año 2017 viralizó la terrorífica imagen de unos chicos navegando por Florida en un barco con un tiburón atado en una cuerda amarrada a la parte trasera del mismo. A toda velocidad, Robert Benac –uno de los cabecillas- y sus amigos pensaron que sería divertido arrastrar al animal por la superficie del agua hasta dejarlo completamente exhausto.

Las imágenes hablan por si solas. El pobre animal, desorientado, se pasa todo lo que dura la cinta revolviéndose ante tal estresante situación para acabar completamente agotado. ¿Qué clase de persona puede disfrutar ante un sufrimiento tan evidente? Desgraciadamente, a día de hoy, un buen número de energúmenos siguen gozando del simple hecho de ver sufrir a un animal. No en todos los lugares, pero, estos hechos quedan impunes.

Más allá de esos, estos especímenes habían colgado previamente un vídeo de ellos disparando a algunos de los tiburones que se acercaban a su barcaza junto con otros clips de ellos mismos comiéndose a pescados aún vivos. Unas imágenes de lo más duras y lamentables pero que no han quedado sin castigo.

Así, un juez ha condenado a 10 días de prisión al artífice principal, Robert Benac, quien pensó que hacer sufrir a un animal quedaría con total impunidad. Pero no. Diez días de prisión, más de 250 horas de trabajos para la comunidad, retirada de licencia de pesca y una multa de 2.500 de dólares a modo de castigo.