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Wingsuit

Álex Villar atraviesa el arco de Piedrafita con su traje de alas a más de 200km/h

Este alucinante atleta ha conseguido colgarse el mérito de realizar una hazaña histórica para el wingsuit. Un vuelo milimétrico de infarto.

Alex Villar a punto de atravesar el arco de Piedrafita a todo trapo
Youtube

Sin lugar a dudas, el salto BASE que sigue con un vuelo en wingsuit es uno de los deportes extremos más peligrosos y exigentes que existen a dia de hoy. Alcanzando velocidades que superan los 200 kilómetros por hora, los deportistas que se adentran en este universo de adrenalina en vena se exponen a unos riesgos tan elevados que ninguna otra modalidad le llega a la suela de los zapatos.

Pero… ¿Qué pasa cuando se les suma a la ecuación tener que pasar por un agujero de roca natural a una velocidad inimaginable? Eso es lo que ha intentado –y conseguido- el saltador Álex Villar con su última cruzada saltando desde la Sierra de Partacua (Huesca) atravesando el célebre arco de Piedrafita. Y vaya si lo ha hecho.

Con un estudio milimétrico y una precisión más exacta que la de un cirujano con su bisturí, donde el cálculo de la orografía de la zona, las condiciones del terreno y el momento exacto de abrir el paracaídas juegan el papel más importante, Villar acabó atravesando el arco a más de 200 km/h dejando a todo el mundo con el corazón en un puño. Un intenso ejemplo que deja latente, una vez más, la incansable voluntad de búsqueda de los límites del cuerpo y la mente humana a través del deporte de acción.

Y si bien es cierto que ya se había hecho antes en otros lugares como Montserrat, los condicionantes de este salto -el cual Álex dedicó a su difunto padre- eran de lo más peculiares. Desde la distancia entre el punto de partida (donde el objetivo apenas se ve) a la distancia de planeo pasando por tener que esquivar unos pinos previamente. Una auténtica hazaña para la historia del wingsuit. Un momento para la posteridad que, a su vez, deja constancia del nivelazo que hay en España en materia de deportes de aire. ¡Pura locura!