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VUELTA A ESPAÑA

Las rampas de Cazorla

La subida jiennense es uno de los tres finales en alto inéditos de La Vuelta 2024. Pascual Momparler, el seleccionador, reconoce la ascensión para AS.

Cazorla
Pascual Momparler, en la ascensión a Cazorla.
Pascual Momparler, en la ascensión a Cazorla.

Con una Vuelta, la de 2024, con un gran protagonismo para Andalucía tras la ausencia de este territorio en la edición de 2023, la Sierra de Cazorla, en general, y Jaén, en particular, era una cita ineludible. En la octava etapa, Cazorla tendrá un final en alto inédito en la ronda española, una ascensión de la que se hizo parte en 2015, cuando ganó el colombiano Esteban Chaves. También fue parte del camino en los Nacionales de 2020. Esta vez, el desenlace será todavía más alto, y más duro, en un entorno incomparable, con el mar de olivos al fondo y la montaña en el otro lado del campo de visión. La subida tiene un total de 4,9 kilómetros, con varias rampas muy pronunciadas, cercanas al 20% de desnivel, para una media del 7,1%. Pascual Momparler, seleccionador de la RFEC y residente de Úbeda, desde donde partirá la etapa, reconoció con AS una ascensión que domina de buena mano.

“Es una llegada muy bonita. Creo que es buen día para una fuga, porque no tiene que ser para un escalador puro. Hay dos rampones muy duros y el final también es exigente, pero un ciclista fuerte puede hacer aquí algo bonito. También la colocación será importante”, desgrana Pascual desde la Ermita de la Virgen de la cabeza, donde estará situada la meta. Tras descender el Mirador de las Palomas, y un primer paso por Cazorla (localidad, no la meta), arranca posteriormente la ascensión, de tercera categoría. “La bajada anterior es estrechita. Después, hay un puente de entrada, que no es muy peligroso. Y, nada más entrar a Cazorla, llegan las rampas. La primera, tras un giro a derechas. Durísima. Poco después, otro giro, esta vez a izquierdas, y la segunda gran rampa”, explica el seleccionador sobre esas subidas en torno al 20%, de casi retorcerse sobre la bicicleta. Curiosamente, el puerto también pasa por otra localidad, La Iruela, para luego volver a entrar en territorio, más elevado, de Cazorla, donde estará el arco de llegada.

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“El tramo final tiene mucha curva, estrechito, sin bajar del 7%. Tras una última curva izquierda, ya para encarar la meta, el desnivel sube hasta el 15%”, añade Momparler. Siendo ligeramente expuesta, especialmente en el tramo decisivo, el viento puede ser un factor importante. “Si da de culo, se subirá muy rápido. Es una subida de mucha fuerza y velocidad. Hacerlo con plato es demasiado, por lo que lo harán en plato pequeño con mucho desarrollo atrás. Ahora están de moda esos saltos de cadena de platos muy grandes a muy pequeños y alguno puede tener un susto. El calor también afectará y al día siguiente los corredores tendrán la que puede ser la etapa reina de La Vuelta (con final en Granada). Será una carrera dura y esta jornada también tendrá su dificultad”, cuenta Mompa, de 42 años.

Momparler, en la ascensión a Cazorla con el mar de olivos al fondo
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Momparler, en la ascensión a Cazorla con el mar de olivos al fondoPepe Andrés

En esa doble lucha que puede ser por la etapa y por la general, los favoritos a esta última deberían contar con algún compañero en la teórica escapada. “Llegando aquí, por el recorrido que es, los coches estarán lejos. Cualquier fallo, avería, agua… hay que tener a alguien por delante que siempre viene bien. El paso por La Iruela será sin mucho espacio para un pelotón nutrido, por lo que el ritmo será alto y la gente tendrá que estar delante. Esa conducción del grupo será labor para un gregario de los de confianza para el líder”, incide el valenciano, que desde 2019 ocupa el puesto de seleccionador sénior tras una larga vida ligado a la RFEC, también en las categorías inferiores. Además, Pascual avisa de que todo será diferente respecto a lo vivido en esta zona con La Vuelta en 2015: “No tiene nada que ver. El final hace que todo sea realmente distinto. Juan Ayuso, Vingegaard, Evenepoel… es una llegada que se adapta bien a corredores de ese estilo”. Será el 24 de agosto.

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  • El puerto, además de atravesar Cazorla, hará lo propio con la localidad de La Iruela, para luego seguir la subida y entrar de nuevo en territorio de Cazorla a través de un terreno sin apenas descanso, constante al 4% y el 5% de desnivel.

    Cazorla, en la octava etapa, será uno de los tres finales en alto inéditos de esta Vuelta. Una llegada en un Parque Natural con olivos de fondo.

Residiendo en esta zona del mapa por amor (su pareja es de Úbeda), Momparler ensalza la belleza del territorio: “Cazorla es uno de los pueblos más bonitos de España. No lo digo yo, sino que aparece habitualmente en este tipo de rankings. Es un paisaje increíble. Olivos, Parque Natural… y es una zona que ama y vive el ciclismo. Se trata de un aliado perfecto para La Vuelta”.

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