El caos se apodera del final de La Vuelta en Madrid

En la salida de Alalpardo, para la etapa 21, con un fuerte calor y en ambiente festivo de domingo final de Vuelta, el sentir general en el pelotón era similar: muchos dudaban, por desgracia, de poder acabar la etapa, la carrera, en condiciones normales. Las manifestaciones estaban convocadas por numerosos puntos de la capital con el objetivo, el reto, de boicotear La Vuelta.

Los manifestantes, a favor de Palestina y en contra de la presencia del Israel por el, considerado por la mayoría de la Comunidad Internacional, genocidio de la mencionada Israel en Gaza, consiguieron el propósito que tenían de boicotear La Vuelta, detenida a 56 km del desenlace. Cerca de las 18:30 la edición del 90 aniversario se terminaba. Los corredores vieron que las condiciones no eran acordes para poder seguir y La Vuelta secundó dicha idea por la seguridad de todos. Era imposible acceder a las calles de Madrid.

Antes incluso ya varias personas habían ocupado la carretera, parando en primera instancia a los corredores. A pesar del potente despliegue policial (a nivel cumbre OTAN), en puntos como Atocha y Callao, hubo invasión de la carretera por parte de los protestantes, que consiguieron invadir de forma multitudinaria la carretera por la que tenían que pasar los ciclistas.

Los protagonistas ni siquiera llegaron al circuito de Madrid. Era imposible. Minutos después trataron de reanudar la marcha desde las afueras bajo la protección del coche de dirección de carrera, pero rápidamente volvieron a detenerse ante el caos generalizado. No era el desenlace deseado, pero por desgracia no sorprendió.

Una vez oficializado el final de Vuelta, los corredores empezaron a montarse en los coches mientras que en el centro de Madrid, a la altura de la Fuente de Neptuno, entre otros puntos, el cordón policial era casi insostenible. Toda la carretera estaba cortada y, al llegar entre los presentes las noticias de que La Vuelta no iba a acabar en Madrid, empezaron los cánticos de “Esta Vuelta la gana Palestina” y de “Cómplices” a todo el que estuviera relacionado con La Vuelta (la carrera no tiene potestad para expulsar al equipo Israel)..

Sin podio

Fue a partir de las 19:00 cuando la Policía empezó a cargar con parte de los manifestantes, los que no ejercían su derecho a manifestarse de manera pacífica, en una situación de desorden público. Otros, aficionados del ciclismo, se marchaban cabizbajos al no poder ver este año a los corredores por las calles de la capital.

Antes, a las 18:48, desde La Vuelta comunicaron que no habría ceremonia de podio en Madrid (Los corredores hicieron un podio improvisado en un aparcamiento de hotel). Precisamente en el podio tenía que estar un corredor del Israel: Riccitello, con el maillot blanco de mejor joven. Algunos aficionados al ciclismo que acuden cada año para ver a los corredores en el paseo triunfal por las calles de la capital se marcharon perplejos. Otros, celebrando mientras entraban en la carretera. Después, sentada ocupando toda la carretera con pancartas y banderas de Palestina ondeando. La Vuelta más extraña de la historia, superando a la otoñal de 2020 por la pandemia.

Nunca había pasado algo de este calibre en una carrera ciclista en la era moderna y Vingegaard, además de los ganadores en las otras clasificaciones, no tendrá una foto en lo más alto del podio de Madrid vestido de rojo. “Nos han arrebatado un momento inolvidable”, dijo el danés, montado en un coche de su equipo, el Visma, y con rostro serio.

La tensión seguía subiendo: ya no había carrera, tocaba empezar a desmontar todo por los trabajadores del vallado, que se encontraban dificultades para poder llevar a cabo su función. El caos seguía y sonaban gritos. A última hora de la noche, un total de 22 Policías Nacionales resultaron heridos con contusiones de diversa consideración “por el lanzamiento de vallas y objetos durante los incidentes violentos” registrados en Madrid. Dos fueron las personas detenidas.

La tensión con el equipo Israel empezó en esta Vuelta desde la llegada de la carrera a España (etapa 5) tras empezar en Italia sin incidentes. En dicha quinta jornada, varios manifestantes trataron de impedir el avance del equipo en la crono por equipos, provocando un parón de unos 20 segundos. La tensión crecía. En Navarra, los coches de La Vuelta tuvieron que ser guardados a cubierto tras numerosas pintadas. Llegó el País Vasco y Bilbao fue el punto fuerte. No se pudo acabar la etapa. Y las protestas aumentaron viendo que fructificaban en lo referido a parar la carrera.

Camino de Monforte de Lemos un manifestante provocó la caída (y el posterior abandono) de Javi Romo, del Movistar. En Mos (Galicia), tampoco se pudo completar la etapa. En Valladolid, la crono fue reducida a más de la mitad. Óscar Guerrero, director del Israel, se fue a su domicilio al sufrir pintadas en casa. Camino a la Bola del Mundo, hubo un intento de invasión en Becerril de la Sierra y un bloqueo en Cercedilla que obligó a una desviación de la carrera.

Y en Madrid llegó el caos. Un caos esperado, pese a que se intentaba evitar por todos los medios, pero la realidad era sabida. En la salida de Alalpardo estuvo presente Isabel Díaz Ayuso (Comunidad de Madrid) saludando, entre otros equipos, al Israel. Horas antes, por la mañana, Pedro Sánchez, Presidente del Gobierno, mostraba su “admiración” por las protestas de los manifestantes. Tras ello, Martínez Almeida (alcalde de Madrid) habló de “hechos graves e irresponsables como pocos precedentes tienen en esta ciudad”. Un intercambio de mensajes políticos durante el día y las semanas recientes. Los seguidores al ciclismo, los perjudicados.

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