Pogacar: “Cuando hay una gran rivalidad, intentas ser mejor”

Isola 2000 fue el punto donde Tadej Pogacar cimentó, si ninguna desgracia o desfallecimiento lo remedia, su tercer Tour de Francia. Después de una semana de descanso tras el Giro, el UAE, con el equipo que acudiría a Florencia, se concentró en esta cima de los Alpes Marítimos, una estación de esquí muy concurrida, cerca de la frontera con Italia, con un brillante mural dedicado al Tour en su ascensión. El equipo estuvo hospedado con la compañía de auxiliares y masajistas (Joseba, la persona inseparable de Pogacar), además de directores. Ni tan siquiera para acudir a los Nacionales respectivo de cada país decidieron romper esta armonía grupal, tan solo cortada por un leve COVID de Tadej y un viaje exprés a su país, Eslovenia, por el fallecimiento de su abuelo.

En resumen, que la subida a Isola 2000 estaba muy fresca en la memoria de un Pogacar que no quería dejar la ocasión de triunfar en esta cima, como ya adelantó Marc Soler en AS en la previa. Era el plan del equipo. Con la general bastante aclarada, quieren ganar a lo grande. “Estoy muy contento. Mañana (por el sábado) puede que ya pueda disfrutar de la etapa, dejar que la fuga se vaya, y disfrutar de las carreras por las que hemos estado entrenando. Espero que nada importante pase. En los últimos dos kilómetros estaba un poco vacío. Cuando cogí a Carapaz y Yates estaba al límite. Antes de atrapar a Jorgenson estaba perdiendo algo de ritmo, pero empujé todo lo que pude”, analizaba el maillot amarillo en meta.

Sobre el cambio de un Tour a otro (en 2022 y 2023 Pogacar fue 2º en la general), el del UAE desgrana los cambios: “En 2022 tuve un día malo, un error, siguiendo tantos ataques del Visma en el Col du Granon. En 2023 vine de la caída de Lieja-Bastoña-Lieja, y hasta los Mundiales (agosto) estuve durmiendo con una venda en la mano. No estaba ya en forma en diciembre como cada año. Esperé un poco con el Giro en mente”. La lucha Pogacar-Vingegaard (los dos ocuparon las dos primeras plazas de los tres últimos tres Tours, y lo están haciendo en el cuarto), es un aliciente para ambos.

“Cuando hay una gran rivalidad, siempre intentas ser mejor que el otro. Tengo mucho respeto por Jonas y estoy disfrutando de las grandes batalla del ciclismo actual, también en las que no compito”, concluyó el flamante maillot amarillo, acompañado de su familia en Isola 2000, incluida su pareja, la también ciclista Urska Zigart, a la que Tadej defendió públicamente en este Tour después de que la Federación Eslovena, siendo Urska actual campeona de fondo y de contrarreloj, no fuese convocada para los Juegos Olímpico de París.

Una cita olímpica a la que también irá Pogacar, obviamente como uno de los favoritos, pero que tiene en el horizonte otro gran objetivo: el Mundial de Suiza en septiembre. En el equipo creen que es lo que le falta a su ilustre palmarés, una distinción de tal nivel en un recorrido que se le adapta, algo que no ocurre siempre. Sobre su presencia en La Vuelta, y el “99%” de posibilidades de no acudir (para completar el teórico Giro-Tour-Vuelta en un año), nada ha cambiado.

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