Hindley: “Todo ciclista sueña con llevar el maillot amarillo, es un privilegio”
El australiano del Bora, ganador del Giro en 2022, centró todos sus esfuerzos esta temporada en su debut en el Tour. El quinto día, el primero montañoso, triunfa.
Jai Hindley (27 años) centró todos sus esfuerzos este año en el Tour de Francia. Hasta ahora, la historia del australiano no se entendía sin el Giro de Italia. En 2020 terminó segundo tras el británico Tao Geoghegan Hart después de que ambos llegaran empatados a la contrarreloj final. En 2021 ni pudo acabar la carrera que casi acarició un año antes y en 2022 llegó su momento, ganando la general. Después fue a La Vuelta, pero las cosas no salieron cómo esperaba (acabó décimo). Para 2023 tenía claro su gran objetivo: debutar en el Tour de Francia y, sobre todo, llegar con garantías para poder pelear por una buena clasificación general.
A la quinta etapa, la primera con dificultad montañosa, dejó su sello. Si ganar en el mano a mano a Pogacar y Vingegaard es muy difícil, el australiano buscó la alternativa: meterse en la fuga. Y eso que saltó en segunda instancia, cuando ya había unos corredores por delante. Cuando el del Bora llegó, Van Aert aceleró el ritmo y la escapada, que superaba la treintena de corredores, se consolidó. Desde ahí ganó la etapa y se vistió de amarillo: “Es increíble, no tengo palabras. Estaba feliz de estar en la escapada, improvisando y disfrutando. Es mi primer Tour de Francia y no sabía que esperar. Todo ciclista sueña con llevar el maillot amarillo, y para mí es un privilegio y un honor”
El palmarés de Hindley es variopinto, con un total de nueve triunfos: tres en el Giro de Italia, general incluida, y una etapa del Tour de Francia. Además, dos etapas y general en el Herald Sun Tour de su país y etapa y general en el exótico Tour of Fuzhou chino. Y es que los inicios de Jai en el ciclismo fueron en el Attaque Team Gusto, un equipo de Taiwán. En 2018 saltó al World Tour, en 2020 en la temporada de la pandemia, se mostró al mundo general y en 2022 dio el salto al Bora, equipo en el que está logrando sus mejores éxitos. Tanto, que ahora es el líder de Tour de Francia, y se puso el maillot con lágrimas en el podio. Mucho trabajo por detrás.