El remate final del Tour
Pogacar arranca la última semana como el rival a batir. El esloveno, que ganó el Giro, a un paso del Tour. “¿La Vuelta? Este año no... al 99%”, dice Tadej.
Pasadas las 11 de la mañana, el viento se movía de manera muy violenta en Castelnaudary, coincidiendo con la salida del UAE de Pogacar a su suave entrenamiento, más la clásica parada de café, en la jornada de descanso. No fueron todos, ya que algunos como Adam Yates se quedó en el hotel (muy decorado con imágenes de rugby, deporte que predomina en la zona), compartido en la jornada de ayer con el Movistar (ambos equipos vieron juntos la final de la Eurocopa), pero el ritmo de sus compañeros fue tranquilo alrededor de dos horas, más allá de algún pequeño susto de Marc Soler con un aficionado que también iba en bicicleta tratando de seguir la rueda de los corredores.
Pogacar, sin el maillot amarillo como es lógico, saludó a un pequeño grupo de aficionados presentes junto al autobús y puso rumbo a la carretera principal, contigua a su alojamiento. Gran parte de su ruta se la pasó junto al alemán Nils Politt, corredor corpulento que hace muy buenas migas con Pogacar pese a llegar esta temporada al equipo. Alguna mascarilla presente, pero, sobre todo, sonrisas. Tienen el Tour de Francia en su mano con una renta de 3:09 sobre su gran rival y defensor de la corona, Jonas Vingegaard, pero todavía no quieren cantar victoria, como es obvio, porque todo puede pasar.
Las tres últimas etapas son las que, por terreno, pueden provocar más acción entre los favoritos (el domingo es crono camino a Niza para acabar) y, casualmente, son los por los Alpes Marítimos, zona que conoce Pogacar a la perfección. Residente en Mónaco, varios puertos que se subirán en carrera son su zona de entrenamiento, mientras que en otros, como Isola 2000 (meta del viernes) el equipo estuvo concentrado justo antes de llegar al Tour. Acabado el entrenamiento, Pogacar atendió por la tarde, de manera virtual, a los medios, refrendando sus buenas sensaciones para la última semana de carrera que debe suponer, para sus intereses, el remate final.
“No se lo digan a mi nutricionista, pero tomé uno de los mejores brownies que he probado”, dijo Tadej sobre lo vivido ayer. En referencia al domingo, fecha en la que triunfó en Plateau de Beille, Vingegaard destacó que fue una de sus “mejores actuaciones de siempre”, y eso que el danés terminó a 1:08 del esloveno. “Un gran día. Miré los números que hice... increíble. Vimos que Vingegaard sí que llegó al Tour preparado para la victoria. Mostraron pelotas y lo hicieron con fuerza”, respondió Tadej desde la distancia. Esta semana, en repetidas ocasiones, Pogacar será cuestionado por su presencia en La Vuelta en caso de ganar Giro y Tour: “Este año no... al 99%”. Quién sabe lo que puede dar de sí un 1% en un corredor así.
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