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CICLISMO

La capilla ardiente de Bahamontes se instalará en el Ayuntamiento de Toledo

La Sala Capitular del consistorio toledano acogerá la capilla ardiente tras la llegada del féretro desde Valladolid. Aún no hay hora para la misa funeral y el entierro.

EFE
Vista de la estatua a Federico Martín Bahamontes en el mirador de Toledo con una corona de flores tras conocerse este martes la muerte del primer ganador español del Tour de Francia a los 95 años.
Ismael HerreroEFE

El Ayuntamiento de Toledo instalará la capilla ardiente del ciclista Federico Martín Bahamontes en la Sala Capitular, a última hora de esta tarde, cuando está previsto que llegue el cortejo fúnebre desde Valladolid, donde ha fallecido el deportista toledano a los 95 años.

El alcalde de Toledo, Carlos Velázquez, en una declaración institucional este martes, ha lamentado el fallecimiento del “Hijo Adoptivo de Toledo y leyenda del deporte”, que llevó el nombre de la ciudad por todo el mundo, al ser el primer vencedor español del Tour de Francia en el año 1959.

Velázquez ha comentado que ya han firmado el decreto de luto oficial durante dos días y que las banderas ondean a media asta en todos los edificios públicos municipales.

Los aficionados al ciclismo podrán despedirse de Bahamontes en la capilla ardiente de la Sala Capitular que, según el alcalde, “es el lugar más especial que existe en este ayuntamiento y donde se celebran los acontecimientos más importantes”, al tiempo que también podrán transmitir su pésame en el libro de condolencias.

La misa funeral y el entierro se celebrarán este miércoles, aunque todavía se desconocen las horas concretas y el tiempo que va a estar abierta la capilla ardiente pues, según Velázquez, están “terminando de concretarlo con la familia y va a depender de la hora definitiva de llegada” del féretro desde Valladolid.

El alcalde ha dicho que van “a hacer todo lo posible para que nadie se quede sin despedirse”.

Ha recordado que el pasado junio tuvieron la oportunidad de celebrar junto a Bahamontes su 95 cumpleaños, a través de un homenaje en el Miradero, junto a la estatua del ciclista que donó la Fundación Solíss a la ciudad de Toledo, porque eran conscientes de que su estado de salud ya era “bastante delicado”.