Bahamontes, por Bahamontes
Aperura Federico Martín Bahamontes

1928-2023

Bahamontes, por Bahamontes

El Águila de Toledo dejó leyendas que forman parte de la historia del deporte. Aquí algunas de las más míticas contadas con sus propias palabras.

La figura de Bahamontes ha trascendido a lo largo de los años y ha calado en las nuevas generaciones gracias a ese carácter afable y esa buena cabeza de la que presumió hasta sus últimos momentos. Escuchar de su boca aquellas gestas en las montañas del Tour eran una una experiencia impagable. Así contaba algunos de sus episodios más memorables a AS.

Federico Martín Bahamontes

"El hambre te hacía volar"

El hambre tuvo la culpa de que fuese ciclista. Ahora nos puede parecer llamativo que en otros países más pobres coman cualquier cosa cuando en España se comían gatos. El hambre mandaba. Tuve que trabajar mucho, dedicarme al estraperlo (el mercado negro)... Cogía naranjas picadas que tiraban y yo las vendía. Cuando me dediqué al ciclismo, toda esa necesidad fue una motivación, como le ha pasado a otros deportistas sin recursos. El hambre te hacía volar.

"La vida sobre ruedas"

Siempre me gané la vida sobre ruedas, primero con la de la carretilla con la que repartía mercancías, y luego con la bicicleta que usaba también para el estraperlo. La primera que tuve me costó 30 duros (no llega a un euro actual) y se la compré a un herrero. No tenía cambios, pero me apunté a una carrera y la gané. Ahí empezó todo. Con ella viajaba a carreras por España y luego participaba en ellas. Mi vida giró en torno a la bici, pero cuando ya me retiré, decidí no montar nunca más.

"Nadie podía seguirme en la montaña"

Me han reconocido como el mejor escalador de todos los tiempos, y aún me lo siguen recordando. Fui único cuando la carretera se empinaba. Lo ganaba todo para arriba y las carreras llegaban a cambiar las ascensiones por cronos para que yo no las dominara. A mí me gusta decir que era el mejor ciclista en frío, porque era capaz de arrancar sin que nadie consiguiera seguir mi rueda. Siempre ganaba la clasificación de la montaña en las carreras que disputaba.

Federico Martín Bahamontes

"Esperé con un helado... por una avería"

Mucho se ha escrito de aquello. ¿Que si esperé a mis rivales en la cima de La Romeyere comiendo un helado? Claro, porque tenía los radios de la rueda rotos y no podía bajar el puerto así. Un coche pasó al lado en la subida, hizo saltar una piedra y los rompió. A la cima llegué solo pero así no podía bajar. Vi aquel puesto de helados y me acerqué para rellenar los bidones. Yo escuchaba que hacían fotos a mi espalda y luego comprendí por qué llamó tanto la atención. Me llamaban el del glacée (helado)”.

"Coppi me aconsejó ir a por la general"

Monté una cacería en Toledo y vino Fausto Coppi. Mientras almorzábamos migas, salió el tema de que tenía que fichar por su equipo, el Tricofilina Coppi. Y me dijo: ‘Déjate de pensar tanto en la montaña, tú puedes ganar la general del Tour’. Primero me hizo correr la Vuelta a Suiza: gané dos etapas, la montaña y acabé tercero en la general. Luego nos cedería al KAS para correr la Vuelta. Hubo líos, pero también fue el que me metió en la cabeza que podía ganar el Tour. Y lo logré aquella temporada.

"En el Tour de 1959 me reía de todos"

A aquel Tour llegué en una forma increíble. Y dominé. En la cronoescalada de Puy de Dome le metí tiempo a Gaul, tres minutos a Anglade, casi cuatro a Anquetil... Aquella edición se corría por selecciones y llegábamos tras la polémica con Loroño, que no acudió. Siempre he pensado que tendría muchas más generales en el Tour si hubiera contado con los equipos de otras estrellas como Anquetil o Merckx. Pero recuerdo todo lo que significó para el país y el recibimiento espectacular en Toledo

Federico Martín Bahamontes

"Loroño no fue mi rival más duro"

La rivalidad con Loroño fue más mediática que otra cosa. Un tema que hacía que los aficionados viesen ciclismo sólo por el morbo y lo que se encargaron muchos de meter cizaña. Pero en aquella época en cada país había un buen número de figuras (Bobet, Anquetil, Bartali, Gaul...) y se llegaba al Tour con 30 corredores que podían ganarlo. Yo siempre quise dejar de rueda al que se creía el mejor, por eso cuando me ofrecieron fichar por el equipo de Anquetil, yo preferí luchar contra él y atacarle.

"Me gustó el apodo del Águila"

Lo del Águila de Toledo fue un apodo que me pusieron los periodistas franceses. Cuando vinieron a Toledo a hacerme un reportaje, pasaron por la Puerta de la Bisagra de la ciudad y les llamó mucho la atención el escudo del águila que hay en ella. Así que empezaron a llamarme así. Y a mí era un apodo que me gustaba y la gente también empezó a utilizarlo, así que con el tiempo se me quedó. Hasta esta estatua que me han dedicado ahora refleja la figura de un águila en el suelo en homenaje a ese apodo.

"Ahora nadie me sujetaría"

Logré muchas victorias, pero creo que por lo que más se me va a recordar es porque era valiente. Yo no entiendo el ciclismo de ahora, donde apenas hay ciclistas que lo intenten de lejos. A mí me decía el director que ese día no atacara y yo le respondía: ‘¡De salida!’. Ahora es difícil ver eso, aunque luego se demuestra que esa actitud también vale. ¿No lo logró el inglés (Froome) en el Giro? Si yo corriese ahora tampoco estaría quieto ni me dejaría sujetar. Atacar, atacar y atacar. Ese fui yo en el ciclismo.

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