Diego Rubio: ¿Retirarme? Voy a luchar hasta el final...”
El abulense (31 años), que no seguirá en el Burgos BH, tuvo “una chapuza de operación” en Estonia y los médicos no son optimistas con la movilidad de su brazo.
El 2022 será el año que siempre querrá olvidar Diego Rubio (Navaluenga, Ávila, 31 años). Tan solo pudo cruzar la meta en tres ocasiones esta temporada: el 23 de enero en el Gran Premi de Valencia (22º), el 26 en el Trofeo Calvía de la Challenge de Mallorca (94º) y el día 27, en el Trofeo Alcudia, llegó su primera lesión grave de la temporada: rotura en la cabeza de fémur. Quirófano, estancia en el hospital y larga recuperación. Cuatro meses duros hasta que volvió a salir el sol con claridad. Llegó finales de mayo y el abulense, recuperado, volvía a ponerse un dorsal en el Tour de Estonia. Completó el prólogo inicial: “¡Estamos de vuelta”, celebraba con alegría el corredor del Burgos BH, escasas horas después de sufrir una caída que marcará su carrera.
El 27 de mayo se fue al suelo en la primera etapa de la citada carrera estonia: fractura abierta de cúbito y radio y operación de urgencia. Tocaba volver a empezar, pero desde el primer momento las cosas no fueron bien. “La operación en Estonia fue una chapuza. El hueso no soldaba, las placas estaban donde no debía, mal escayolado, un desvío de la muñeca de 40º...”, lamenta a AS Rubio desde Ávila a la vez que compagina la tarde realizando un curso online. Fueron meses de incertidumbre, dudas sobre su estado físico hasta que llegó inicios de octubre. Tenía que volver a pasar por el quirófano, ahora ya en España. Otra vez en el brazo maltrecho, pero esos meses que pasaron tras la fallida operación inicial fueron claves para un futuro que ahora no pinta bien: “Sigo con escayola. Los médicos no son optimistas con la recuperación plena de la movilidad en el brazo. Tal vez para realizar vida más o menos normal puede ser, pero para volver a la competición no confían demasiado”.
Con estos problemas, el Burgos BH anunció sus renovaciones para 2023, y entre ellas no estaba la de Diego Rubio. “Entiendo al equipo en su decisión. Eso sí, voy a luchar todo lo que pueda. Todavía no hay plazos de ningún tipo, y a principios de diciembre tengo una nueva revisión. Psicológicamente no es una situación fácil. Hay veces que no lo llegas a asimilar, y obviamente los médicos no te dicen directamente que no vas a competir más, pero te dan su opinión sobre la situación”. Con todo esto, la posibilidad de que se retire obviamente está entre las opciones, pero también avisa: “No quiero que este sea mi final como profesional, voy a intentarlo y a hacer todo lo posible, pero también tengo que ser realista”. Por ahora, iniciará el 2023 sin equipo, sin saber en qué condiciones estará realmente y el próximo año será el que marque si apura su opción de seguir compitiendo o tiene que dejarlo.
“Hablé recientemente con Julio Andrés Izquierdo (director de Burgos BH). No hemos cerrado del todo la puerta para un futuro”, comenta Rubio con ánimo optimista. “Sinceramente, a estas alturas ya ni pregunto plazos cuando voy a revisiones. Lo primero, a nivel cotidiano, me gustaría que quedase el brazo bien para poder llevar una vida normal. Eso es principal, y obviamente después intentaría luchar por seguir con mi sueño”, añade el corpulento corredor de 1,93 metros, que corrió cuatro veces La Vuelta (acabó tres) y en 2021 tuvo que abandonar en los días finales por una infección. Con pasado en el Caja Rural y en el Efapel portugués, en 2017 recaló un Burgos en el que fue referencia hasta este año. La fortuna no le acompañó en los últimos tiempos por las lesiones, y los profesionales médicos avisan que su continuidad como ciclista es complicada. En el recuerdo, su mano a mano con el alemán Schachmann en la sexta etapa de la Volta a Catalunya 2018, en la que acabó segundo. El tiempo, y el estado de su brazo, dirá si vuelve a ponerse un dorsal.