De la 1 a la 31: la Quebrantahuesos, línea de salida para la ilusión
Fernando Rasal, presente en todas las ediciones, y David de Pablos, debutante, hablan con AS sobre la marcha cicloturista, que tendrá lugar el 18 de junio.
Cada año, desde 1991, Sabiñánigo se convierte en una auténtica fiesta del ciclismo. A las puertas de los Pirineos, la localidad aragonesa, de entorno natural privilegiado, respira deporte. Y lo atrae. En 2021, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), el padrón municipal registraba 9.352 habitantes; edición tras edición, sin embargo, la marcha cicloturista Quebrantahuesos, con salida y llegada a la mencionada población, atrae a más de 10.000 corredores. Con acompañantes y curiosos que se acercan como espectadores: 30.000 personas. La población, pues, queda multiplicada por tres: boom. Entre ellas, siempre ha estado Fernando Rasal, “una especie en extinción”, como él mismo define. Entre ellas, por primera vez, estará David de Pablos, con la ilusión por las nubes, ya que “la Quebrantahuesos hay que hacerla al menos una vez en la vida”. Y el próximo sábado, 18 de junio, la hará.
David es uno de los nuevos afortunados. Uno de esos aficionados al ciclismo favorecidos por el sorteo. Cada año, la marcha cicloturista, que también cuenta con su hermana pequeña, la Treparriscos Medio Fondo (85 km), recibe más de 14.000 solicitudes de participación. No todos pueden tomar la salida. En el caso de David, sin embargo, este año la suerte se ha multiplicado por cuatro: “Voy con tres amigos y mi hermano, que nos apuntamos y nos ha tocado a todos. Y también irá mi chica. Vamos todos juntos para aprovechar el finde por allí, ya que subimos…”, explica a AS. Madrileño y sobre las dos ruedas desde los 14 años, compitió como cadete, juvenil y sub-23, hasta que el trabajo y las obligaciones le obligaron a frenar, que no a bajarse de la bici. “Ahora ya me lo tomo como un hobby. Hago carreras, pero muchas son cortas, de circuitos. A mí lo que me gustan son las rutas largas y de desnivel. Estoy empezado a hacer marchas, que es lo que más disfruto, y cualquier ciclista debe conocer la Quebrantahuesos”, reitera.
En Sabiñánigo, se encontrará a un Fernando que conoce “palmo a palmo” los 200 km que componen la marcha. Desde 1991 hasta hoy, no ha fallado a ninguna edición. Y en la 31ª también estará: “Hay ilusión en cada una de ellas. La primera, por ser primera. La quinta, por ejemplo, por ser la primera que pasaba por mi pueblo (El Pueyo de Jaca), cuando hice mi mejor tiempo, cuando acompañé a un amigo, a una amiga o a un colectivo… Cada año tiene su atractivo, su premio y su recompensa, que es participar y llegar”, remarca a este periódico. Junto a él, sólo otros dos participantes han completado todas las ediciones de la marcha. Una proeza que requiere constancia, piernas y, también, esa pizca de suerte. Como todo en la vida. “Un animal que cruza, gravilla suelta, un bache al girar la curva, una caída, averías… puede pasar de todo. Toco madera, porque hasta ahora todo ha salido bien. En uno, tres, cinco años alguien empezará a fallar y, al final, nos quedaremos a cero, pero vendrán otros por detrás para aguantar el tipo”, analiza al respecto.
Por detrás, justamente, llega un David que “espera repetir”, pero que ve muy complicado acercarse a un registro como el de Fernando. “Treinta se me hacen muy difíciles, tienen que acompañar muchas cosas. Tu estabilidad personal, seguir haciendo el deporte, tener ese finde libre, la climatología, enfermedades… Desde luego, es un reto”, valora asombrado, poniendo en valor la hazaña de su próximo compañero de carretera. En ella, Fernando acumula decenas y decenas de amigos y anécdotas, aunque, sabiamente, remarca que “la mejor anécdota es la que no sucede”. “En la 24ª edición, fui portador de dos docenas de huevos, uno por cada edición, en unas riñoneras preparadas para ello, e hice todo el recorrido con los huevos conmemorando el aniversario. Para contar hay mil y una”, recuerda. Historia de la Quebrantahuesos.
Al lado de leyendas
Cuando Fernando y David den la primera pedalada, lo harán al compás de, entre otros, Haimar Zubeldia. El ciclista vasco, profesional desde 1998 hasta 2017 y quinto en el Tour de 2003, es uno de los nombres ilustres que, edición tras edición, se dejan ver por Sabiñánigo. Con un recorrido que bien podría ser una etapa de montaña de cualquier gran vuelta (3.500 metros de desnivel con los puertos de Somport, Marie Blanque, Portalet y Hoz de Jaca), la marcha resulta una atracción para grandes nombres del ciclismo nacional. Por la Quebrantahuesos han pasado Miguel Indurain, Alberto Contador, Óscar Pereiro o Purito Rodríguez. Fernando, claro, ha estado con todos… aunque de aquella manera. “Salen y desaparecen. Les ves el día de antes, en los homenajes y en la entrega de algún premio, pero en la carretera… el ciclista profesional sigue funcionando, quien tuvo retuvo”, explica con gracia. “Siempre anima estar con referentes que has visto por la tele”, refleja David con ilusión. La suya, la de la primera vez; la de Fernando, la de quien no quiere frenar. En la Quebrantahuesos, la ilusión siempre toma la salida.