Cortina obtiene una recompensa que llevaba tiempo buscando

Iván García Cortina (29 años) es un amante de las clásicas, especialmente de las adoquinadas, y es por ello que su presencia es fija cada año en este tipo de carreras, siendo una de las referencias, o la referencia, del Movistar en este tipo de carreras. “Está claro que las clásicas son mis carreras preferidas”, contaba el asturiano, afincado en Andorra, a este medio durante el confinamiento. En su palmarés lucen tres victorias (una de ellas con el Movistar): etapa en el Tour de California, en la París-Niza y el Gran Piamonte, esta ya con el equipo español mientras que las dos anteriores fueron con el Bahrain. Ganar cada vez es más complicado en el ciclismo moderno, y Cortina, pese a que estén los Pogacar, Van der Poel, Van Aert... no falla en los Monumentos con piedras. Son las pruebas que le gustan y, hasta este año, nunca había terminado un Monumento entre los 20 primeros.

Ocho ediciones disputadas del Tour de Flandes, siete de la París-Roubaix (que serán el próximo domingo), cinco en la Milán-San Remo, una en el Giro de Lombardía (ninguna presencia en Lieja-Bastoña-Lieja)... y el 21º puesto era el más alto en 20 participaciones. A la 21 llegó un puesto de honor que estaba tanto buscando: top-ten. Concretamente, la novena posición en la meta de Ouudenarde. Es el cuarto español que termina esta carrera dentro de los diez mejores después de que lo hicieran Juan Antonio Flecha (3º en 2008), Imanol Erviti (7º en 2016) y Alejandro Valverde (8º en 2019). El Guaje llegó en un grupo nutrido en el que Ganna quedó por delante (octavo), con Cortina siguiendo su estela. Un trabajo meritorio.

“¡Por fin un top-10! La verdad es que estoy supercontento por este resultado y que estaba buscando desde hace bastante tiempo. Aunque fue una carrera tácticamente más fácil para mí, básicamente esperando el momento en el esprint a meta, en los repechos de pavés me encontraba el más fuerte del grupo que íbamos detrás. Finalmente, arrancó Ganna en el esprint y le aguanté a rebufo para conseguir ese noveno puesto”, analizaba Cortina tras la carrera. Curiosamente, en el Tour de Flandes del pasado año fue cuando más protagonismo tuvo, arrancando en cabeza el temido Koppenberg, una de las rampas adoquinadas más empinadas con un desnivel que llega al 20%... en el momento en el que la bici le empezó a patinar y tuvo que echar pie a tierra. Van der Poel le adelantó rumbo a la victoria. En aquella edición Cortina acabó el 26º. En esta, con una actuación diferente, noveno. Un chute de motivación de cara a la Roubaix.

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